Los relojes de los candidatos marcan horas muy diferentes

Para algunos la carrera ya empezó. Para otros no solo eso, sino que tienen cronogramas con fechas y acciones concretas planificadas. Algunos aún dudan y esperan que pase tiempo –y que otros muevan– antes de definir si tirarse al agua.

Los relojes de los posibles candidatos a la Presidencia de la República en 2019 marcan horas muy diferentes. Pero de lo que no hay duda es que la campaña está a la vuelta de la esquina.

Si en el período electoral pasado muchos se quejaron por una campaña excesivamente larga, la que se aproxima lo será más aún. De hecho hay algunos comandos de campaña que empezarán a reunirse desde febrero de 2018, para planificar unas elecciones que serán 20 meses después.

Es el menos ansioso de todos. El reloj juega a su favor. Puede estirar la decisión hasta el final y va a tener a todos girando alrededor de él.

¿Qué factor hará mover las agujas? Su salud. Luego de algunos problemas a mitad de año, que asustaron mucho a su entorno y que nunca tuvieron una respuesta clara, Mujica se empezó a cuidar más y a sentirse mejor. En las últimas semanas se sometió a varios exámenes médicos. Pero la médica que lo atiende, Raquel Pannone, dijo a El Observador que los resultados fueron positivos, por lo que el senador está en óptimas condiciones de salud.

Su estrategia siempre es un enigma, pero es un bicho político. Tal vez el más hábil de todo el sistema político.

A la misma altura del ciclo electoral que hoy, pero 10 años antes, Mujica se cansó de decir que no se postularía. "Difícil que el chancho chifle", repetía cada vez que alguien le ponía un micrófono adelante. El concierto de chanchos aún se escucha en su chacra.

El único tiempo que lo corre a Mujica es el de la biología. Si tomara la decisión de competir con Daniel Martínez, Danilo Astori o cualquier otro precandidato, podría hacerlo a último minuto. No necesita imponer su nombre, ponerse un traje como hace 10 años, ni repuntar en los índices de popularidad.

De los posibles postulantes del Frente Amplio, el ministro de Economía es el que la tiene más difícil en términos de tiempos. Si canaliza todas esas ganas que dice tener en una candidatura, deberá mover temprano. Y lo sabe. No le puede pasar lo mismo que para las elecciones del 2009. En esa oportunidad fue el último en renunciar y por tanto empezó a correr tarde, mientras Mujica ya estaba peinado para la foto desde hacía meses.

Astori lo sabe y por eso hace algunas semanas dio el primer paso. Si quiere ser candidato deberá renunciar al Ministerio de Economía en los primeros meses del 2018 y empezar a diseñar una estrategia que le permita recuperar su popularidad perdida.

El ministro de Economía venía analizando cifras desde hace tiempo. La reunión que organizaron Daniel Martínez y Yamandú Orsi con los dirigentes que pueden propiciar un recambio generacional precipitó las cosas.

Astori consultó en su entorno y decidieron salir a "tantear" las repercusiones con esas declaraciones sobre sus "ganas" de ser candidato.

La dirigencia frenteamplista nunca le va a reconocer todo lo que le debe al ex vicepresidente: su lealtad al proyecto (decenas de veces lo tentaron para irse y ser el nuevo Batalla), su inteligencia y su capacidad en materia económica.

Su figura genera un fuerte rechazo en la base de los sectores más importantes. Y su fortaleza, que era el votante no militante de clase media e intelectual, se empezó a diluir. Tantos años de gobierno, defender medidas antipáticas y que la economía no brillara en los últimos años le jugó en contra, a tal punto que la simpatía política hacia él cayó en los últimos años y aumentó la antipatía. Según la última encuesta de Equipos que se dio a conocer hace dos semanas, Astori obtuvo 25% de simpatías y 51% en contra, por lo que en total tiene un saldo negativo de 26%.

Como ministro y al defender más medidas antipáticas (como un eventual aumento de UTE), para dar vuelta esa realidad, va a necesitar tiempo.

Hay momentos en la vida de los partidos en que las generaciones que están más abajo deben ser crudas y estar decididas a matar, en términos políticos, a los "viejos" que tanta gloria les dieron.

En la derrota es fácil. Pero con tres victorias al hilo y un crecimiento electoral arrasador, la tríada Tabaré Vázquez, José Mujica y Danilo Astori es difícil de ignorar.

Tal vez por eso la generación más joven con chances de relevarla supera ya los 60 años. Y el único de ellos que podría eventualmente derrotar en las urnas a los históricos es Daniel Martínez.

Los números de las encuestas demuestran que su popularidad está alta y que su gestión en la Intendencia de Montevideo tiene un amplio respaldo. ¿Tendrá la fuerza para enterrar una generación a la que el FA le debe todo? Y si los "mata", ¿a qué costo?

Todas esas interrogantes deben estar en la cabeza de Martínez. Porque no hacerlo también puede tener sus costos. Hay quienes creen que, si Mujica y Astori compiten en la interna, Martínez esperará cinco años más en la IMM. Pero eso también implica un riesgo: dejar pasar una gran oportunidad.

En parte el tiempo juega a su favor. Los números de las encuestas le dan paño para esperar a ver si Mujica mueve o no y decidir en función de ello. También puede esperar por Astori.

Pero no todo el partido se juega en la opinión pública. Martínez tiene amplio respaldo allí y podría ser carta ganadora para el FA si encarna esa renovación.

Antes tiene que jugar otro partido, el de lograr respaldos sectoriales. Su experiencia en ese campo le da dos ejemplos: uno bueno y uno malo. En 2010, cuando intentó ser candidato a la IMM no lo logró porque la orgánica frenteamplista lo frenó. Cinco años después sí logró tejer alianzas para armar una candidatura sólida que luego derrotó al poderoso MPP de Mujica con su esposa Lucía Topolansky como postulante.

Si ahora va a ser candidato y Astori también, no contará con un respaldo importante de los que tuvo en 2015. Y a la vez deberá convencer a otros aliados del 2015, como Constanza Moreira.

Así las cosas, el reloj de Martínez puede ser traicionero. A nivel de la opinión pública no tiene por qué estar apurado, pero si no empieza a mover en el mediano plazo para lograr respaldos sectoriales, puede no darle el tiempo para agarrar el tren rumbo a 2019.

Va ganando cómodo en su interna. A sus rivales nacionalistas le aparecen más problemas que soluciones u oportunidades de cambiar el rumbo hacia junio de 2019. Algunas encuestas le dan muy buenas chances en escenarios de balotaje con Martínez e incluso con Mujica.

Pese a todas esas señales, su agenda marca otra cosa. Lejos de sentarse a esperar que otros muevan, Luis Lacalle Pou es de los más activos.

No hay día que no tenga alguna actividad política, ni semana que no salga a algún destino del interior. Además empezará a reunir su comando de campaña todos los lunes desde el próximo febrero hasta –si todo le sale bien– noviembre de 2019. ¿Sólo por ansioso? No. Aprendió de la experiencia de la campaña electoral anterior.

En ámbitos futboleros hay quienes dicen que el 2 a 0 es el peor resultado. Es una tesis un tanto absurda porque siempre es peor ir perdiendo. Pero lo que hay detrás sí es cierto: al que va primero, todos tiran a matarlo. Por algo el presidente Tabaré Vázquez no le deja pasar una y le contesta cada alusión. Por algo Jorge Larrañaga lo trancó tan fuerte cuando opinó con críticas al caso del intendente Agustín Bascou.

Por esos días, algunos frenteamplistas también lo cuestionaron, porque decían que criticaba a Bascou solo por motivos electorales. Si no lo hubiera hecho, la crítica estaría en que protegía a un acusado solo por ser de su partido.

Lacalle Pou también tiene algunos problemas para resolver. Deberá mostrar en los próximos dos años que tiene un proyecto de país alternativo al del Frente Amplio. La oposición aún no logró hacerlo y eso no son solo ideas o proyectos: es un rumbo claro que la ciudadanía pueda entender. El segundo problema es el rechazo que genera en buena parte de los votantes. Si bien es de los mejor posicionados entre los líderes opositores, su saldo es negativo con 33% de simpatía y 52% de antipatía, según la última encuesta de Equipos. Si no logra bajar ese muro le será difícil triunfar en el balotaje.

Va ganando y todos van a por él. Su reloj marca que la campaña ya empezó.

Si el reloj de Jorge Larrañaga fuese un panel de control, tendría varias luces en rojo y alguna en verde.

El tiempo que juega a su favor es el de la interna de su sector. Durante varios meses la mayoría de los intendentes del interior pertenecientes a Alianza Nacional parecían romper con Larrañaga para formar otro grupo. ¿Cuál es el problema de eso? Que no está claro quién sería el líder de ese movimiento. Por tanto, a medida que pase el tiempo y esas energías rupturistas no fluyan hacia ninguna corriente concreta, las chances de que muchos de ellos vuelvan con Larrañaga son cada vez más altas. Allí el reloj está de su lado.

Pero en el resto de los aspectos, no. Larrañaga necesita tiempo para reponerse. Y mucho.

Los dos últimos ciclos electorales, pero sobre todo el pasado, lo dejaron muy golpeado. Y empezó a perder una de sus grandes fortalezas.

El senador sanducero nunca fue un líder con niveles de popularidad al estilo de las figuras del FA, pero su gran ventaja estaba en la otra tabla: los niveles de rechazo a su figura eran bajos. Pero ahora en ese indicador está peor, incluso, que Lacalle Pou. En su caso la antipatía es del 56% frente a 19% de simpatía, según la misma encuesta del 9 de noviembre de Equipos. Esto le arruina incluso la estrategia de poder decir que él está mejor posicionado para ganar en un balotaje que su rival de la interna.

Si realmente va a presentarse a la interna del Partido Nacional como parece, necesita mucho tiempo. Primero que nada para lograr que su figura sea más conocida a nivel nacional, algo que es totalmente factible. Pero donde todavía se queda corta es en la estructura, que aún es pequeña para conseguir la adhesión de dirigentes en todo el país.

Parece una contradicción. Es el político con mayor simpatía política de la oposición (según Cifra), sobre todo porque la antipatía que genera es muy baja a diferencia del resto de los líderes no frenteamplistas. Pero la intención de voto al Partido Independiente no supera el 2% según esa misma encuesta. ¿A qué puede aspirar Mieres? La Presidencia está muy muy lejos, pero si logra una bancada más fuerte que la actual y si ninguno de los bloques (frenteamplista y blancos/colorados) tiene mayoría propia, logrará jugar un rol preponderante en el siguiente quinquenio.

Desde que abandonaron el Frente Amplio, el cerno de los que hoy forman el Partido Independiente siempre resistieron las tentaciones de "los atajos" hacia el poder que a su entender tomaron Hugo Batalla al irse al Partido Colorado o Rafael Michelini al retornar al FA. Las decisiones que tomen en este ciclo electoral (volcarse o no hacia uno de los bloques) puede ser determinante. Pero Mieres necesita más que tiempo para traducir su saldo positivo de la simpatía política en votos en las urnas.

El enigma de Novick es donde se ubica en el espectro político, sus aspiraciones, y si realmente lo que pretende es ser presidente. Si busca que su partido sea uno de los fieles de la balanza en un eventual gobierno sin mayorías parlamentarias, deberá aprovechar el tiempo para cambiar algunas percepciones.

Aparece como una oferta más dentro del bloque opositor, pero en sus últimas declaraciones intentó desmarcarse de blancos y colorados. El 12 de noviembre dijo al diario El País que se considera "cada vez más opositor del gobierno", pero afirmó que se siente "cada vez (...) más lejos de los partidos tradicionales".

Si se quiere sumar a la oposición, el líder del Partido de la Gente necesita convencer a sus eventuales socios de que puede ser confiable para sumar juntos. Sus últimos pasos (desde el acuerdo que hizo con Daniel Martínez para un fideicomiso de obras en adelante) van en sentido contrario.

El otro gran desafío que tiene es consolidar la estructura que empezó a formar. Pero necesita más tiempo para mejorar los índices de popularidad. Sobre todo la antipatía que genera, que es muy alta. Según la encuesta de Equipos, la antipatía hacia el candidato es del 47% contra 11% de simpatía (-36%). mientras que Cifra la asigna 31% de antipatía contra 16% de aprobación. Además, 21% dice desconocerlo. Entre todos los políticos encuestados, es el más impopular luego de Raúl Sendic.

Son de los que necesitan empezar rápido. El liderazgo quedó vacante con el anuncio de Pedro Bordaberry de que no será candidato en abril de este año.

Por ahora hay dos candidatos seguros, pero necesitan aumentar la oferta electoral si no quieren permanecer como un partido muy minoritario. Fernando Amado y José Amorín ya largaron. Muchos colorados intentan convencer a Ernesto Talvi para que largue en marzo. Julio María Sanguinetti dijo en entrevista a VTV Noticias que Talvi está "disponible" para ser candidato pero hasta ahora el economista no mueve.