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Merkel acordó formar nuevo gobierno con socialdemócratas
Canciller anunció entendimiento para formar gobierno con los socialdemócratas tras tres meses de fracasos
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13 de enero de 2018 a las 05:00
Satisfacción en Europa y sonrisas de la canciller alemana Angela Merkel y el líder socialdemócrata, Martin Schulz.
Esas fueron las primeras señales visibles este viernes luego que los conservadores de la Unión Demócrata Cristiana y uno de los principales partidos de la oposición –y antiguo socio de Merkel en el gobierno– llegaran al tan esperado acuerdo político para formar un nuevo gobierno y sobre el que se cernían todo tipo de dudas.
Es que la demora para acordar no solo había generado preocupación en el país, sino también en la Unión Europea, ante la eventualidad de que la inestabilidad política que ya se estaba apoderando del buque insignia del bloque pudiera impactar directamente en el corazón de la UE.
Los más de tres meses en que la incertidumbre política sumió a Alemania ante los fracasos sucesivos para establecer un nuevo goierno hicieron temer incluso la posibilidad de que se convocara a nuevas elecciones.
Merkel ya había intentado sin éxito lograr gobierno al negociar con los ecologistas y los liberales.
El desencadenante de una situación inesperada para la dirigente política más importante de Europa –que se mantuvo en el poder de manera ininterrumpida durante los últimos 12 años– fue el resultado de las elecciones legislativas de setiembre.
Esa vez, la dirigente conservadora que condujo con mano certera a la principal economía europea, comenzó a flaquear ante la irrupción de la extrema derecha y porque el caudal de votos recibido entonces no le alcanzó para alcanzar las mayorías necesarias para gobernar.
Algunas de sus políticas, como la relacionada con la apertura del país a la llegada de inmigrantes provenientes en su mayoría de países de África y Medio Oriente, no fueron del agrado de los votantes, que terminaron pasándole las correspondientes facturas.
Eso, sumado al hecho de que se postergara más de la cuenta la formación del nuevo gobierno colocó una enorme cuota de incertidumbre sobre el futuro político de la dirigente de 63 años.
Pero el ansiado humo blanco llegó este viernes luego de unas arduas negociaciones que duraron poco más de 24 horas.
"Necesitamos un nuevo comienzo para Europa", aseguró Merkel, al anunciar los puntos de coincidencia con Shulz.
En ese contexto, Alemania deberá aumentar su contribución al bloque europeo.
La intención, además, es conseguir una colaboración cercana con Francia para "reforzar y reforzar" la zona euro.
Merkel y el presidente francés, Emmanuel Macron, tienen una visión coincidente sobre el papel de Europa en el mundo.
Las reacciones en la UE no se hicieron esperar. Algunos de sus principales dirigentes, que observaban con inquietud la coyuntura alemana, saludaron el acuerdo.
"Es una contribución positiva, constructiva, orientada hacia el futuro", aseguró el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
Otro de los aspectos que generaba fricción era la política migratoria: al respecto, se acordó limitar a entre 180 mil y 200 mil la cantidad de personas que pidan asilo al año.
La validez del acuerdo estará sujeta ahora a la aprobación de las bases socialdemócratas.
Esas fueron las primeras señales visibles este viernes luego que los conservadores de la Unión Demócrata Cristiana y uno de los principales partidos de la oposición –y antiguo socio de Merkel en el gobierno– llegaran al tan esperado acuerdo político para formar un nuevo gobierno y sobre el que se cernían todo tipo de dudas.
Es que la demora para acordar no solo había generado preocupación en el país, sino también en la Unión Europea, ante la eventualidad de que la inestabilidad política que ya se estaba apoderando del buque insignia del bloque pudiera impactar directamente en el corazón de la UE.
Los más de tres meses en que la incertidumbre política sumió a Alemania ante los fracasos sucesivos para establecer un nuevo goierno hicieron temer incluso la posibilidad de que se convocara a nuevas elecciones.
Merkel ya había intentado sin éxito lograr gobierno al negociar con los ecologistas y los liberales.
El desencadenante de una situación inesperada para la dirigente política más importante de Europa –que se mantuvo en el poder de manera ininterrumpida durante los últimos 12 años– fue el resultado de las elecciones legislativas de setiembre.
Esa vez, la dirigente conservadora que condujo con mano certera a la principal economía europea, comenzó a flaquear ante la irrupción de la extrema derecha y porque el caudal de votos recibido entonces no le alcanzó para alcanzar las mayorías necesarias para gobernar.
Algunas de sus políticas, como la relacionada con la apertura del país a la llegada de inmigrantes provenientes en su mayoría de países de África y Medio Oriente, no fueron del agrado de los votantes, que terminaron pasándole las correspondientes facturas.
Eso, sumado al hecho de que se postergara más de la cuenta la formación del nuevo gobierno colocó una enorme cuota de incertidumbre sobre el futuro político de la dirigente de 63 años.
Pero el ansiado humo blanco llegó este viernes luego de unas arduas negociaciones que duraron poco más de 24 horas.
Las bases del acuerdo
La concepción de una nueva Europa, dotada de mayores fortalezas, sobre todo para arropar al euro en caso de eventuales dificultades financieras, fue uno de los puntos claves del acuerdo."Necesitamos un nuevo comienzo para Europa", aseguró Merkel, al anunciar los puntos de coincidencia con Shulz.
En ese contexto, Alemania deberá aumentar su contribución al bloque europeo.
La intención, además, es conseguir una colaboración cercana con Francia para "reforzar y reforzar" la zona euro.
Merkel y el presidente francés, Emmanuel Macron, tienen una visión coincidente sobre el papel de Europa en el mundo.
Las reacciones en la UE no se hicieron esperar. Algunos de sus principales dirigentes, que observaban con inquietud la coyuntura alemana, saludaron el acuerdo.
"Es una contribución positiva, constructiva, orientada hacia el futuro", aseguró el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
Otro de los aspectos que generaba fricción era la política migratoria: al respecto, se acordó limitar a entre 180 mil y 200 mil la cantidad de personas que pidan asilo al año.
La validez del acuerdo estará sujeta ahora a la aprobación de las bases socialdemócratas.
