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Michel Temer candidato, una nueva hipótesis que gana cuerpo en Brasil

La postulación del presidente en las elecciones de octubre empieza a sonar con fuerza
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03 de marzo de 2018 a las 05:00
Era totalmente impensable hace solo unos meses, cuando los escándalos de corrupción hicieron pender su Presidencia de un hilo, pero la idea de que Michel Temer se presente como candidato a su propia sucesión empieza a sonar con fuerza en Brasil.

El mandatario conservador -que ascendió al poder en 2016 tras el impeachment a la izquierdista Dilma Rousseff, de quien era vicepresidente- siempre dijo que no se presentaría a las elecciones presidenciales de octubre de 2018.

"No seré candidato", reiteró el 23 de febrero, en medio de un mar de conjeturas sobre sus intenciones.

"No deberíamos creerle", advierte David Fleischer, profesor emérito de ciencias políticas de la universidad de Brasilia. "Todo el mundo sabe que Temer está preparando activamente su candidatura", afirma.

A unos ocho meses de la votación, dos factores aúpan la hipótesis de que el presidente más impopular de la historia moderna de Brasil pueda apostar por un espectacular despegue.

Lea también: Brasil volvió a crecer en 2017 y dejó atrás dos años negros

El primero, el vacío existente entre las dos principales figuras de los sondeos: a la izquierda, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva; a la extrema derecha, el diputado Jair Bolsonaro, un nostálgico de la dictadura militar (1964-85).

Lula está considerado políticamente muerto por prácticamente todos los analistas, después de su condena a más de 12 años de prisión por corrupción. Y Bolsonaro suscita temor y topa con un techo de cristal del 20%.

Ni en el centro ni en la derecha sobresale un nombre de peso.

El gobernador de San Pablo Geraldo Alckim (PSDB), el presidente de la Cámara de Diputados Rodrigo Maia (DEM) o el ministro de Hacienda Henrique Meirelles (PSD) apenas tantean el terreno.

"Ya candidato"

La hipótesis Temer (MDB) entró en órbita cuando el presidente decretó a mediados de febrero la intervención militar en el violento estado de Río de Janeiro.

Al lanzar su campaña contra la "metástasis del crimen organizado", Temer -generalmente falto de carisma y elocuencia- hizo probablemente su mejor discurso y dio en el blanco al presentarse como el hombre que puede "restablecer el orden". (ver nota aparte)

Su decreto tuvo la aprobación del 83% de los cariocas, según una encuesta encargada por su gobierno. Es la primera vez que este presidente, cuya aprobación nacional está hundida en un 6%, contenta a tanta gente.

"No hay nada electoral en esta decisión", se defendió Temer.

Sin embargo, el decreto es aplaudido por una población cada vez más atemorizada por los tiroteos, las balas perdidas y los robos a mano armada.

Y fue visto como la última maniobra de este animal político, ya que pudo así desviar la atención del abandono del principal programa de su gobierno -una impopular reforma del régimen de jubilaciones-, abocado al fracaso en el Congreso.

"Con la intervención militar no hablamos más de la operación anticorrupción 'Lava Jato' ni de medidas de austeridad. Cambiamos el tema", remarca Glauber Sezerino, analista del sitio web francófono especializado Autres Brésils.

"Temer está pensando en reforzarse para ser electo presidente, quiere conquistar los votos de Bolsonaro", ha denunciado Lula.

El propio Bolsonaro acusó al mandatario de querer entrar en su terreno: "Temer ya robó muchas cosas, pero mi discurso no lo robará".

La Presidencia tuvo que desmentir la semana pasada a Elsinho Mouco, el publicista de Temer, quien aseguró que este "ya es candidato".

El diario O Globo afirma que Temer "construye su candidatura" pidiendo a sus ministros que lancen mensajes positivos sobre la acción gubernamental.

Entre sus argumentos: la economía, la inflación y el desempleo empezaron a mejorar después de dos años de una recesión histórica... pese a que el déficit público sigue siendo gigantesco.

¿Tendría chances?

Pero Temer, que fue retratado en el pasado carnaval de Río como un vampiro repleto de billetes, ¿podría ganar las elecciones?

"Sería casi una misión imposible porque su gobierno es extremadamente impopular y es blanco de varias acusaciones por corrupción", estima Fleischer.

"Pero eso podría cambiar si Lula no puede ser candidato, si no aparece un candidato fuerte en el centro o si Temer obtiene buenos resultados en los próximos meses", matiza.

"No es imposible que se presente, pero yo no lo veo electo", coincide Sezerino. Además de la corrupción, el analista apunta a la "falta de carisma" de Temer y a un crecimiento económico que la población "no percibirá realmente antes del fin del año".

Y aunque los militares son una institución popular en Brasil, su percepción "puede cambiar muy rápido" si la intervención de Rio "no trae resultados positivos y si las denuncias de violaciones de derechos humanos se acumulan", advierte.

Por último, también está la cuestión de la salud del presidente, de 77 años , que ha pasado por cuatro operaciones en los últimos meses.

"En una situación normal, sus graves problemas de salud serían un factor negativo", apunta el profesor Fleischer.

Pero los precedentes ya demuestran que las próximas elecciones brasileñas serán poco ortodoxas.

El papel de las Fuerzas Armadas

El presidente de Brasil, Michel Temer, defendió el uso de las Fuerzas Armadas en operaciones de seguridad pública, como lo hacen actualmente en Río de Janeiro, y pidió que se acabe con el prejuicio de que "no pueden hacer nada" ya que, como los civiles, prestan un "servicio excepcional".

"Necesitamos acabar un poco con ese prejuicio de que las Fuerzas Armadas no pueden hacer nada. (...) Aquí también nosotros tenemos que traer a las Fuerzas Armadas para la Administración, como estamos haciendo con la intervención (federal en la seguridad del estado de Río de Janeiro)", afirmó Temer en una entrevista a la Rádio Jovem Pan, el 28 de febrero.

Temer firmó el 16 de febrero un decreto a través del cual determinó la intervención federal en el área de seguridad en el estado de Río de Janeiro, que afronta una grave ola de violencia desde hace meses.

Con esa decisión, la seguridad en Río queda hasta finales de este año en manos de oficiales del Ejército, con el objetivo de reducir los altos índices de violencia que en 2017 alcanzaron los 6.731 homicidios, entre ellos más de 100 policías y una decena de menores por "balas perdidas".

Esa medida se complementa con otra decisión que dejó al frente, de forma interina, del Ministerio de Defensa al general Joaquim Silva y Luna, hasta ahora viceministro y quien es el primer militar en ocupar ese cargo, creado en 1999 por el presidente Fernando Henrique Cardoso.

"Necesitamos acabar con ese prejuicio, eso no significa su entrada (de las Fuerzas Armadas) en la política, pero sí ayudar en la Administración, que es una cosa importantísima", reiteró Temer.

"No hay un deseo de las Fuerzas Armadas de asumir el poder, no hay eso. Estamos en una democracia tranquila, con las instituciones funcionando regularmente y con unas Fuerzas Armadas con una discreción absoluta", añadió.

El presidente resaltó que, en los sondeos realizados, el Ejército ocupa "el primer lugar en la credibilidad popular" y que "durante mucho tiempo" se "recogieron demasiado".

"Los civiles prestan un servicio excepcional y de igual manera las fuerzas militares", aseveró el jefe de Estado, cuyo mandato concluye el 1 de enero de 2019.

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