En los últimos dos años los niveles de morosidad del sector agropecuario han ido en
aumento, al punto que al día de hoy ronda el 10% de la deuda total dentro del principal agente crediticio del sector.
En una comparecencia realizada por varios jerarcas del
Banco República (
BROU) ante la Comisión de Ganadería de Diputados, se informó que partir del año 2014 los valores de morosidad –que habían bajado entre 2006 y 2013– registraron un aumento. Según dijo la gerente corporativa Gabriela Fernández se explica a partir de "menores condiciones a nivel de producción y de cadena de exportación teniendo en cuenta los precios internacionales".
De las últimas cifras presentadas (abril 2018), se desprende que en la banca privada se registran US$ 40 millones de deuda con más de 60 días de atraso, mientras que en el Banco República la cifra asciende a US$ 106 millones.
En relación a este punto, la vicepresidenta del BROU, Adriana Rodríguez, dijo que los niveles de morosidad entre 2006 y 2014 fueron similares tanto para el BROU como para la banca privada, pero a partir de ese año (2014) la distancia se fue agrandando, llegando en la actualidad a una morosidad del 3% en los privados y de cerca del 10% en el estatal.
En 2004 la morosidad en la banca privada llegó a estar en el 8%, mientras que para el sector público alcanzó al 36%. Sin embargo, desde la institución dijeron que esa distancia habría que analizarla si refiere solo al sector agropecuario o es un fenómeno más bien corporativo en general, ya que no solo se trata de productores de commodities, sino que también hay otras empresas consideradas en su cartera de clientes.
Si bien la actividad agropecuaria creció de forma exponencial desde 2004, también lo hizo su endeudamiento que pasó de un piso de US$ 500 millones a un techo de US$ 2.470 millones en 2016.
Con respecto ello, algunas industrias de gran porte ubicadas en el litoral del país (Colonia, Río Negro y Paysandú) han visto afectado su funcionamiento y producción, especialmente en el sector agricultor, agrícola-ganadero y lácteo. De hecho, a principios de año el BROU habilitó un esquema para diferir el pago de obligaciones financieras de las industrias lácteas Pili, Calcar y Claldy. Solo la primera tiene un pasivo con el banco estatal que ronda los US$ 40 millones.