Los diseños de Tavo García con las estampas de Gauderia y los accesorios de Milagros Bonasso
Los diseños de Mariana Arenas en el desfile final de Moweek. <br>
La colección Ramasser en el desfile de Proyectarse<br>
Los diseños de Eugenia Laprovitera y Camila Gómez en Proyectarse. <br>

Estilo de vida > Moda

Moweek: más ropa y menos moda

La edición número 15 tuvo una escueta grilla de desfiles y un paseo de compras cada vez más grande
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11 de octubre de 2017 a las 05:00
Fue la edición número 15. Parece mucho pero no lo es. Pasaron solo siete años desde que, en octubre de 2010, se realizó la primera edición de Moweek. En ese entonces el pabellón de bovinos de la rural del Prado, donde se desarrolló, parecía enorme. Hoy quedaría chico, como le sucede desde hace años al pabellón Los Robles del Latu. Entre todas las temporadas otoño-invierno y primavera-verano que se sucedieron a lo largo de estas ediciones, el fin de semana de la moda uruguaya cambió mucho. Lo que inició con una pasarela ambiciosa (en tamaño y en nombres que presentaran sus colecciones) hoy se convirtió en un paseo de compras gigantesco donde miles de personas llegan para sacarle jugo a los descuentos con tarjeta.

La historia es muy conocida: la moda se puso de moda, las marcas y los diseñadores nacionales crecieron en número y en relevancia, los uruguayos empezaron a prestarle más atención a lo que se hace (o al menos se diseña) en Uruguay y lo genial pasó a ser tener tal o cual sandalia, tal o cual cartera, tal o cual vestido firmado por un diseñador local. Moweek se fue acoplando al crecimiento del sector y como lo que la gente quiere es comprar, el espacio dedicado a las tiendas terminó comiéndose a la pasarela. Para esta edición, por ejemplo, la organización decidió sacar los desfiles de Los Robles y montó una carpa especial para ese segmento. La grilla de marcas y diseñadores que presentaron sus colecciones primavera-verano 2018 fue bastante escueta y tuvo pocos momentos de brillo (entre ellos el desfile de Proyectarse y el de los creadores que formaron parte de la campaña de Moweek). ¿Qué dejó, entonces, la edición 15 de Moweek? Ganas de que se muestre más moda y menos ropa.

Arriesgar o morir

La pasarela del domingo ya había empezado con potencia. El desfile que organiza el Ministerio de Industria y que selecciona una serie de marcas y diseñadores para presentar sus colecciones fue una breve muestra de varios creadores. Sobresalió el trabajo de Estudio Null, la nueva marca de Clara Aguayo, ganadora de Lúmina 2015, junto a Renata Casanova, quienes tienen como principal lema no generar desperdicios.

Horas más tarde, la pasarela de Proyectarse (siempre una de las más atractivas por reunir al diseño emergente en un mismo espacio) tuvo su instancia memorable con la presentación de la nueva colección de Ramasser. La dupla de Eugenia Laprovitera y Camila Gómez, finalistas de la edición 2017 de Lúmina, demostró a principios de año que la moda, además de todo lo evidente, es también espectáculo, puesta en escena. Y en la presentación de su nueva línea Espadas –fiel reflejo del espíritu libre de las diseñadoras– hubo drama, riesgo, espontaneidad y juego. Ya desde la primera pasada, cuando la modelo Federika Kunze apareció con un vestido entre rojo y naranja enfundada en una cobertura de nylon, los espectadores entendieron que ahí había dos mujeres con algo para decir. El cierre, el de la pasada número diez, fue como en los desfiles de alta costura o de la moda uruguaya de otras décadas con el vestido de novia.

La unión hace la fuerza

Por primera vez la campaña de Moweek contó con más de un diseñador, lo que va en perfecta sintonía con el tono de hacia dónde camina la moda nacional. Para ser fuertes en un mercado pequeño como el uruguayo es fundamental unirse. Ana Livni ya lo demostró en la presentación de su colección en el Teatro Solís que festejaba los 15 años de la dupla creativa de Livni y Fernando Escuder. Los diseñadores trabajaron junto a Matilde Pacheco en la creación de las carteras y mochilas y con Cali Chaves en los zapatos. Para su presentación en sociedad, la edición 15 de Moweek unió a Tavo García (responsable de las prendas femeninas), Mariana Arenas (encargada de la línea masculina), la marca de pañuelos estampados Gauderia y Milagros Bonasso en los accesorios.

Como ya es habitual desde hace varias temporadas, la marca o el diseñador que forma parte de la campaña cierra Moweek. El desfile es, probablemente, el más esperado, aplaudido y recordado del acontecimiento. El pequeño universo de la moda nacional entiende que ahí es donde hay que poner toda la energía. Así lo hicieron en las pasadas ediciones Pastiche (la firma de las hermanas Ottonello), Srta. Peel y Margo Baridon.

Esta vez la merecida presencia de Tavo García, uno de los niños prodigio del diseño uruguayo, se llevó todos los elogios. García, ganador de Lúmina en 2014, tuvo sus momentos estelares con su colección cápsula para Indian en la edición otoño-invierno 2017. Un año antes también exhibió su talento cuando fue elegido por la Cámara de Diseño de Uruguay para integrar la pasarela de Proyectarse. Con una sastrería impecable (como ya es habitual en él), García mezcló las estampas de Gauderia con creaciones en colores plenos como el amarillo, el rojo y el turquesa. Líneas simples que se unían con el dramatismo en mangas, espaldas y escotes fueron suficientes para reconfirmar que García, de tan solo 23 años, es una de las voces más seductoras y prometedoras del diseño nacional.

Arenas, por su parte, también demostró que hay una vestimenta masculina posible al incorporar piezas de sastrería, pero arriesgando en colores como el turquesa o el rojo y añadiendo piezas estampadas. A cada uno de los estilismos se les sumaron los accesorios de Milagros Bonasso, que se convirtieron en la última obsesión del mundo de la moda. Sus caravanas hechas artesanalmente fueron de las más solicitadas durante Moweek, con más de 400 pares vendidos.

Al final del domingo, cuando los que quedaban eran más que nada diseñadores, modelos, productores, fotógrafos y el equipo de Moweek, sobrevolaba una idea: el cierre había sido una belleza. Después de todo la moda, ya es casi que un lugar común decirlo, debe llegar con ilusión, anhelo, emoción. Tiene, también, que ser un reflejo de la época, una idea, una exposición de motivos. Debe ser mucho más que lo que nos uniformiza a todos. Sea diseñado en Uruguay, en China o en Francia.

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