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Mujica bombardeó al Desachate con eslóganes antipublicidad

Expuso ante publicistas su filosofía contraria al consumismo
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14 de abril de 2018 a las 05:00
Uno puede preguntarse cuál es el verdadero Pepe Mujica. ¿Es el veterano que "se ríe y eructa", como decía antes de ser presidente? ¿Es el que se colocó un traje en 2009 para ganar las elecciones? ¿Es el que ofrece entrevistas sin sus dientes postizos? ¿Es el conferencista que predica contra el consumismo y el avance del mercado? ¿Es el que los medios internacionales han dado a llamar "el presidente más pobre del mundo"?

Este viernes, en el fondo del Argentino Hotel de Piriápolis y ante unos 300 publicistas que se juntaron para una nueva edición del Desachate, el expresidente dijo que nada de eso "es una pose" ni un "acto de propaganda", pero si bien se definió como "apenas un paisano urbanizado", quedó bien claro que maneja como pocos el lenguaje y los modismos de la publicidad.

En los 40 minutos que duró su presentación, Mujica tocó todo su repertorio y repitió los conceptos del discurso que lo catapultó a la fama y lo convirtió en estrella del mundo real y de las redes sociales.

Entre otras cosas, afirmó que para "cultivar la libertad, hay que andar liviano de equipaje"; que "la sobriedad no es una carga, es una liberación"; que "hay que trabajar para vivir, pero no vivir solo para trabajar"; que "si dejas que el mercado te gobierne, confundirás ser con tener"; que "si felicidad es comprar cosas nuevas permanentemente, difícilmente tendrás tiempo para cultivar afectos".

Después de vapulear a la audiencia con sus aforismos (eso que en la publicidad llaman slogans), Mujica hizo una pausa, sonrió, y dijo: "Ahora... todo esto que estoy diciendo es contra el trabajo de ustedes".

Sus palabras provocaron la primera carcajada del público, pero la que sobresalió fue la risa atorada de Gonzalo Eyherabide, organizador del encuentro y el hombre que tuvo la picardía de poner al "predicador estoico" ante una audiencia llena de personas que se ganan el pan vendiendo sueños y fantasías.

"Si no se los dijera sería un hipócrita", continuó Mujica, sabedor de que lo habían convocado justamente para eso.

Según resumió, la "lucha" de "sus últimos años" consiste en pregonar que "no alcanza con el crecimiento económico, y que el crecimiento económico no vale si deja por los caminos del mercado la felicidad humana".

"Este es el centro de lo que ando intentando sembrar como resumen de las luchas de mi vida", señaló.
Rodeado de publicistas, Mujica también se permitió algunas concesiones y resaltó las bondades que vinieron con la sociedad burguesa y capitalista.

"El capitalismo es glorioso. La revolución burguesa ha cambiado la historia de la humanidad en una forma increíble y nos ha legado algunas cosas de una trascendencia tremenda, como que tenemos 40 años más de vida promedio que hace medio siglo", aseguró.

De todos modos, advirtió acerca de los "desafíos" que conlleva el avance de la ciencia. "Nos está matando el espíritu", señaló.

También se animó a teorizar acerca del campo de la comunicación, y dejó entrever que la publicidad no tiene por qué ser una disciplina maquiavélica y manipuladora, y que puede haber lugar para "lo hermoso".

"¿Qué es lo hermoso? Es aquello que nos traslada a los sentires. No es lo mismo el conocimiento matemático que la poesía, y no es lo mismo la comunicación basada en la insistencia de un machaque y machaque, a la comunicación que es sensibilidad", argumentó Mujica, y terminó recordando su primer coqueteo con el consumismo.

"Me acuerdo como si fuera hoy la primera vez que vi un Volkswagen. Yo era un muchachito en bicicleta. Me impactó, porque estábamos acostumbrados a los roperos como el Ford, 'made in USA'. Es la lucha por lo distinto, ¿verdad?".

Eyherabide sonrió satisfecho, Mujica se ganó una ovación de pie, y un grupo de jóvenes publicistas comentaba: "Más allá de todo, te convence de lo que quiera".

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