Un panorama habitual en estos días: las cosechadoras esperando poder ingresar a las chacras.<br>

Opinión > Análisis/Eduardo Blasina

No bajen el precio del gasoil

Con este dólar y clima normal el agro es la herramienta para cruzar la tormenta
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27 de mayo de 2018 a las 05:00
Es bastante asombroso lo cambiante que ha sido el 2018. Empezó prolongando por tercer año consecutivo un dólar a la baja sobre los $ 28 que asfixiaba a los exportadores. Y ahora están los dos países vecinos al borde del estallido y el dólar quién sabe a donde irá a parar.

Por eso, desde varios puntos de vista es mejor no cambiar nada. En particular en lo que refiere al precio del gasoil. En este momento ni que baje, como pidió Un solo Uruguay cuando valía mucho menos que ahora, ni que suba. Los dos países vecinos están en llamas y en el caso de Brasil lo que está pasando es sumamente grave.

Aunque circunstancialmente si el petróleo no baja ANCAP deje de dar ganancias haciendo un sacrificio explícito, aunque las necesidades fiscales sean imperiosas. Que se tome como una medida de emergencia de socorro a los productores que vienen de la peor cosecha en décadas, pero sobre todo como una apuesta a una recuperación exportadora que con este dólar, si el gasoil resiste, está en condiciones de ser dada.

Si hay un financiamiento flexible –caso a caso– pero apostando a crecer y se renuncia aunque sea por unas semanas a ajustar al gasoil bajo una nueva paramétrica, realmente no habrá más que reclamar que se respalde la política de apertura de mercados y apostar a producir.

La magnitud de la sucesión de mala cosecha de invierno, cuando faltó el frío el invierno pasado, sequía en enero y febrero y lluvias en marzo y abril ha dejado al sector agrícola en la lona. Pero tiene todo para levantarse y dar pelea: los mercados de granos tienen una recuperación muy interesante y con este dólar, si le dan la chance, la agricultura se recupera. Hay que tener clara la magnitud de la devastación. Puso en jaque al gradualismo de Macri en Argentina, tras esfumarse US$ 8.000 millones, deja una pérdida de cientos de millones de dólares a la agricultura uruguaya.

Por otro lado, si se hace el esfuerzo de postergar la suba, habrá que reconocer también que en enero, si tras el acto de Durazno alguien del gobierno hubiese afirmado que para mayo el tipo de cambio estaría arriba de $ 31 se hubiese considerado un cambio significativo. Porque lo es. Es claro que ha venido traído por lo que sucede en los países vecinos. Una vez más. Y quien sabe adonde se puede ir el dólar. La tormenta regional es grande. Brasil ha quedado en una semana al borde del colapso y en pánico colectivo.

Una huelga de camiones es capaz de tirar a un gobierno, historia sabida en América del Sur.
Para capear este temporal de magnitud imprevisible de Argentina y Brasil qué mejor que darle al agro una chance. La producción lechera ya está más de 10% por arriba de la del año pasado. La industria cárnica ha tenido un comportamiento destacable sosteniendo precios firmes en plena sequía. Y los ganaderos están respondiendo, hicieron pasturas, dieron raciones, lograron un entore de buenos resultados a pesar de la sequía.

Ante la enorme turbulencia regional, lograr dólares genuinos, productos de exportar bienes tangibles, es mucho más importante que antes. Captar capitales golondrina que compren papeles ya no será tan fácil. Sostener a las exportaciones agropecuarias es de mucha más importancia, y en este momento, lo único que hay que hacer es dar las chances a quien lo merezca de seguir plantando. Con este dólar y si en adelante sigue acompañando a la inflación –o tal vez la supera–, de lo que se trata es de acelerar. Los precios de los terneros, las vacas y los novillos, la estabilidad de los lácteos ya están dando una posibilidad de aceleración.

Además el petróleo no cruza por ahora los US$ 80, el mercado no se ha desbocado, y si los países exportadores abre un poco la canilla pueden devolverlo a US$ 70, lo que será más amigable para los números del ente.

Sería un desperdicio avivar tensiones y desestimular la siembra de trigo y cebada –la de colza está casi perdida también–.

Cuanto peor se va viendo que es el resultado de la soja, mejor se pone la perspectiva para la siembra de este año. Hay sequía en las zonas trigueras de EEUU y están en regular estado los trigos de Rusia, arrancan con sequía los cultivos de trigo en Australia. El mercado interno de raciones está sumamente activo, porque hoy producir más terneros tiene mucho sentido, lo mismo que acelerar el engorde de los novillos. Los productores ganaderos están demandando granos como nunca.

El agujero que deja la segunda mala cosecha consecutiva es muy importante. La situación agrícola es grave. Pero si se le da la chance de sembrar con normalidad y no se toca más nada, el agro en 2019 devuelve en cosechas, producción de leche, terneros y forestación un dinamismo que hoy ha caído al mínimo.
Hay mecanismos para asegurar más de US$ 360 por tonelada de soja de la próxima cosecha y más de US$ 200 por tonelada de trigo y cebada. Con este dólar, eso es tan interesante como lo son los precios del novillo gordo que consumirá maíz, sorgo o trigo para complementar las pasturas.
No bajen el gasoil, tampoco lo suban. No dejen bajar al dólar (si se pudo defender en $ 28, se podrá defender en $ 32). Y con solo eso, Uruguay cruza la tormenta de Argentina y Brasil y vuelve a poner al agro como motor económico en aceleración.

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