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"A mí a esta altura el dolor me resulta insoportable"

En exclusiva Macarena Gelman repasó su historia; habló de su presente y de su pasado. Lea la entrevista especial para Observa
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11 de abril de 2011 a las 19:03

Pregunta: ¿Cómo era tu vida antes de febrero de 2000? ¿Cómo era la vida de Macarena Touriño?
Respuesta: Tenía una vida muy común. Iba a la facultad, trabajaba, vivía con mi pareja. Tenía actividades que tiene cualquier persona a esa edad. Lo que revolucionó un poco todo fue el fallecimiento de mi papá (N de R: Ángel Touriño, fallecido el 14 de octubre de 1999), pero con las cosas esperables en la vida de alguien. Nunca llegué a imaginarme esto.

P: ¿Tu infancia fue como la de cualquier otra chica?

R: Sí, era hija única, siempre fui al mismo colegio. Tenía unos papás un poco mayores para la edad que tenía yo, pero podía pasar, nada que llamara demasiado la atención, al menos concientemente.

P: ¿En algún momento la edad de ellos fue tema de conversación, o directamente la posibilidad de que fueras adoptada?
R: Vos sabés que no.

P: ¿Nunca pensaste que podías no ser hija de ellos?
R: La verdad que no. Si me decís ahora yo tendría que haberlo pensado, porque en esa época era raro que una mujera de 46 años pudiera dar a luz, pero nunca tuve esa inquietud y nunca nadie me la planteó directamente.

P: Y desde el punto de vista político, ¿eras apática o te interesaba?
R: Me interesaba la política pero no era algo que me desvelara, ni era un tema recurrente en mi casa, ni en los círculos donde me movía. Salvo cuando entré en facultad que tal vez pesaba un poco mas, pero nunca fue un interés especial. En una época, contrario a todo lo que había estado haciendo, pensé en hacer Ciencias Políticas, pero se me pasó. Era porque mi papá quería que yo fuera a la Universidad Católica y yo quería ir a la pública. Pero mirando lo que había en la Católica, no había lo que a mí me gustaba y me llamó la atención las Ciencias Políticas, pero quedó allí.

P: Lo que te gustaba y te gusta es la bioquímica…
R: La química y la biología me gustaba desde chica, desde el colegio me interesaba. En 1992, cuando estaba en 4º año de liceo fui a la Facultad de Ciencias a buscar un anuario, porque yo tenía prácticamente decidido lo que iba a hacer. Me incliné por la bioquímica.

P: ¿Qué suponés que sabía tu padre?
Yo no sé que sabía hasta entonces. De lo que estoy convencida es que en el año 1999 él supo. Él se había enfermado, murió ese mismo año. Hasta entonces no sé hasta dónde.

P: ¿Por qué creés que supo ese año?
Por todo el movimiento que hubo de prensa, la búsqueda de mi abuelo, las cartas a (Julio María) Sanguinetti. Comenzaron a salir cosas publicadas. Uno de los señalados como involucrado en la muerte de mi mamá era policía y era allegado al sector político por el cual mi papá había llegado a la Jefatura de San José. Me parece como muy inocente pensar que no se supo. Y aparte ese año él tuvo una desmejora muy importante, se había venido muy abajo…Producto de la enfermedad, porque tenía cáncer, pero yo creo que esto también tuvo que ver. Creo que ahí él se enteró.

P: ¿La presencia de Sanguinetti en su velorio te llamó la atención?
No, porque él murió estando en un cargo de confianza. Capaz que no a todos los velorios va Sanguinetti, yo no sé. Habría que preguntarle a Sanguinetti. A mí no me llamó la atención, mi padre fue enterrado con la bandera, todo un protocolo adecuado al cargo que desempeñaba. Desde ese lugar no me llamó la atención.

P: Pero no tenían una relación previa de amistad….
No, yo me hubiera enterado. Viví 23 años con mi padre y hubiera sabido si éramos amigos del presidente. Pero bueno, eso no quita todo el resto.

P: Tu padre falleció pocos meses antes de que vos supieras sobre tus orígenes. ¿Sentís que el se llevó algún secreto o verdades con él?
Seguramente sí, pero me importa más que yo no pude hacer el duelo por mi papá. Porque pasó todo muy enseguida, apenas cuatro meses después. Desde el 1999 hasta ahora no he tenido tiempo de ponerme a pensar lo que sentí con su muerte. Él murió y solo él podía decirme lo que sabía, pero a su vez sé que él no podía enfrentar esta situación. Él murió de cáncer. Pero no puedo evitar pensar que las cosas sucedieron así por algún motivo. Ahora no me lo cuestiono tanto. Las cosas pasaron de esta manera, podrían haber sido de otra, pero esto es lo que pasó.

P: ¿Con qué sentimientos lo recordás? ¿Sentís que tenés cosas para perdonarle?
Los sentimientos míos son como de una hija a un padre. Él fue mi padre toda la vida desde que tengo uso de razón. Más allá de que yo reconozca y me reconozca en mis padres biológicos -y no tiene sentido que no lo haga, es una necesidad humana- él fue mi padre toda la vida. Ellos (Marcelo y María Claudia) si no fueron mis padres es porque no los dejaron, ellos no eligieron no ser mis padres. Me sacaron de al lado de mi mamá y me pusieron en otro lado. Yo tengo cuatro padres, dos madres y dos padres. Y no es una cosa que racionalmente me ponga a pensar, es lo que siento.

P: ¿Cómo fue la relación con tu madre adoptiva desde ese febrero de 2000?
Mi mamá me acompañó desde un lugar de mucho respeto, y de apoyarme en lo que yo decidiera hacer. En todo caso, nunca lo que yo decidí me significó un conflicto con mi mamá. Desde ya que vivimos juntas y que tenemos una relación como cualquier madre e hija. Obviamente que tenemos una historia un poco más complicada.

P: Y le decís mamá.
Sí, a veces la gente no entiende de quién hablo. Porque yo hablo de mamá y de papá cuando hablo de todos. Si distingo y digo los adoptivos es para que se entienda de quién estoy hablando, pero para mi esa separación no existe.

P: Tu nunca dudaste en querer recibir toda la información y querer saber todo. ¿Qué costo emocional tuvo para ti esa actitud?
No me cabía otra actitud, hasta por un tema de formación y de personalidad, yo quiero saber siempre todo. Quiero averiguar todo y enterarme de todo. El costo que tuvo creo que no sé si en algún momento me voy a dar cuenta de cuánto fue. Ahora: ¿si me arrepiento? No. Creo que en esto no importa el costo.

P: ¿Qué queda hoy de Macarena Touriño en esta Macarena Gelman? ¿Qué cosas reconocés de aquella chica que no sabía todo lo que supo en febrero de 2000?
Es lo que estoy tratando de averiguar. A través de un trabajo interno y con alguna ayuda, porque me está surgiendo ahora la necesidad de saber qué queda de mí después de todo esto.

P: ¿Recurrís a terapia?
Sí.

P: Hasta hace poco decías que no habías recurrido porque tenías suficientes afectos que te apoyaban y con quienes hablar ¿Qué cambió?

Lo que siempre dije es que en la medida en que yo pudiera llevar la situación y en la medida en que yo lo pudiera soportar como persona, y apoyándome en amigos y familia, lo iba a hacer de esa manera. Creo que ahora el grado de confusión es tal, estoy desesperada por ver qué es lo que me pasa. Es mi búsqueda de identidad. Yo creo que ahora estoy pasando por la crisis de identidad. Que no significa ni renunciar ni a una ni a otra, parto de la base de que soy la misma. Obviamente pasaron cosas que modificaron mi entorno, mis sentimientos, que modificaron todo… Hasta un determinado momento yo creo que me negaba a ver hasta qué punto se había modificado todo. Y me llegué a dar cuenta que la modificación había sido tal que ni siquiera sé cuál es. Y realmente lo que antes de alguna manera podía manejar, el dolor, la angustia, hoy siento que no lo puedo manejar, me resulta insoportable. Desde ese lugar y por una razón de supervivencia, tengo que buscar los caminos. Y también para permitirme sentir cosas que hasta ahora tenía bloquedadas de alguna manera. Yo nunca me negué a aceptar ayuda. Si necesito ayuda, necesito ayuda, y este es ese momento.

P: ¿Cómo es la relación hoy con Juan Gelman? ¿Es una relación de abuelo-nieta?
Sí, tenemos una relación de afecto, tanto con él como con la familia. Pero es muy difícil ubicarse en una familia que no conociste. La familia que fue no era, y la que fue no es. Por ahí pasa también el tema de definir en qué lugar estoy. Siempre estuve abierta a relacionarme, soy una persona afectiva y creo que desde el afecto se pueden hacer muchas cosas. Con ellos siempre decimos que ya perdimos tanto, que no queremos perder más. No queremos desaprovechar los momentos que no perdimos.

P: Te hiciste amiga de jóvenes que tienen historias similares a la tuya. ¿Cómo es ese vínculo?
Por compartir una historia con esas particularidades, se da una empatía previa sin conocernos tanto. Con unos te vas relacionando de una manera y con otros no, con algunos tenés más cercanía. Uno se siente cómodo hablando con un interlocutor que entiende de lo que estás hablando. Es reconfortante al relación con ellos.

P: ¿Cómo es tu relación con Simón Riquelo y Mariana Zaffaroni?
Con él tengo una relación de más tiempo, lo quiero muchísimo. Hemos visto como cada uno pasó por distinas etapas. Es un amigo, ya ahora. Y con Mariana nos estamos conociendo, hace poco que nos conocemos, me cayó muy bien desde el principio. Está eso de apoyarse unos a otros en la medida que se puede. Ella es una persona muy agradable y estamos viendo qué relación surge.

P: ¿Sentís que te convertiste en un símbolo?
Siempre digo que mucho no me doy cuenta. Evidentemente cuando tenés un intercambio con la gente y expresiones de afecto, que te dicen lo que sienten, te das cuenta que trascendiste un montón de cosas. Obviamente no quiero ser nada más que un símbolo, soy una persona. Siempre he tratado y tampoco me sale de otra manera, de mantener mi autenticidad en lo que quiero, en lo que siento y en lo que tengo ganas de hacer. Evidentemente salí del anonimato en el que me refugiaba y a veces es difícil de manejar.

P: ¿Te sentiste utilizada políticamente? ¿Sentiste que te tenías que cuidar de algunas cosas?
Sentí que me tenía que cuidar desde el principio. Me tenía que cuidar porque estaba sola. Éramos mi mamá y yo, y más allá de que estaba rodeada de amigos no era una situación fácil de manejar. Creo que el instinto natural es cuidarse y estar alerta, y desde allí seguí, cuidándome y estando alerta. Después salvo alguna situación muy puntual, nunca sentí esa presión, fui haciendo las cosas cuando esaba convencida. Si eso de pronto además coincidió con los intereses de otras personas, eso se daba, y eventualmente podía resultar una utilización, pero creo que nunca me dejé usar. Siempre hice las cosas convencida de lo que quería hacer y lo que no quería hacer no lo hice.

P: ¿Cuáles son tus argumentos para apoyar la anulación de la Ley de Caducidad el domingo 25?
Los argumentos son varios. Si vamos desde lo más personal, tengo la necesidad de que se haga justicia, que se reconozca y se investigue lo que pasó. Quiero tener el mismo derecho que tiene otro de que si a su mamá o su papá les pasa algo, se investigue, se encuentre a los culpables y se los castigue. Yo siento que no tengo los mismos derechos que el resto de la gente en ese sentido. Mataron a mi mamá y no puedo saber quién es el culpable. Yo siento que realmente no tengo garantías. Que pasó lo que pasó y que me dicen bueno, qué lástima. Aunque ahora haya sido excluído de la Ley de Caducidad, eso depende de la decisión del Poder Ejecutivo de turno. Y antes el caso fue incluído en la ley, y no tengo ninguna seguridad de que eso no vuelva a pasar o de que no se cierre la investigación. No se trata de revolver el pasado, para mí es totalmente al revés. Quedarse en el pasado es no asumir que del 89 hasta ahora algo cambió. (…) Se cometieron muchos excesos por llamarlos de alguna manera, o de otra manera fueron aberraciones contra seres. Yo la muerte no la justifico de ningún lado, y me parece que si alguien mata a otra persona eso merece un castigo. Y realmente el argumento de que es una guerra no es cierto. (…) El Estado tiene que tomar las responsabilidades que tiene, asumirlas y continuarlas, y no seguir nosotros por los años de los años presos de esta angustia y de este dolor. Es una ley que va contra todo lo que se maneja internacionamente. ¿Cuál es el sentido de mantenerla si en realidad lo único que va a pasar es que se va a hacer Justicia? Y el que no tuvo responsabilidad, no la tuvo. Me gustaría que la gente piense porque el voto es una responsabilidad muy grande. Tengo la esperanza de que otros se puedan poner en mi lugar.

P: ¿Y qué respondés a quienes dicen que a pesar de la ley ya hay policías y militares presos?
Me parece que para ellos tampoco es justo porque en realidad creo que ellos están llevando a cuestas una responsabilidad que seguramente tienen pero que no son solamente ellos. Esto se tiene que sanar de alguna manera. Y una vez que esto se dé, y creo que el punto de partida es la anulación de la Ley de Caducidad, poder vislumbrar un futuro. A mí a esta altura el dolor me resulta insoportable.

P: ¿Qué es lo que te causa más dolor? ¿No saber qué paso, no encontrar los restos, que no haya culpables?
No sé si lo puedo separar, pero creo que empieza por el hecho de no encontrarla, de no saber dónde están sus restos. El dolor se ha ido intensificando en la medida en que han ido pasando otras cosas, que lejos de lograr un alivio agudizaron la angustia. La situación sostenida en el tiempo, esta angustia sostenida, y que no haya cambios sustanciales en la situación. Todos tienen derecho a enterrar a sus familiares. ¿Por qué yo soy diferente? La información está. Simplemente se ha mentido sistemáticamente. Es algo muy fuerte saber que hay personas que saben y no te lo van a decir simplemente porque no te lo van a decir.

P: ¿Sabés quiénes son los que saben?
Sí. Tengo la firme sospecha, casi la certeza de quiénes tienen esa información.

P: ¿Quiénes saben?
Para empezar, los que están presos. Pero seguramente la tenga más gente. De eso se trata un poco esto. Y después todo, porque la injusticia es todo. No saber dónde está es una injusticia, porque la información está. No solamente no se ha dado la información, sino que se me ha mentido en la cara. Se me ha puesto en una situación muy complicada más de una vez, con la expectativa de encontrarla más de una vez, y con certezas más de una vez. Fueron situaciones distintas, pero el hecho es que tuve la expectativa de encontrarla dos veces, y ninguna resultó ser. Una vez (N. de R. El Ejército señaló que los restos estaban en el Batallón 14, Macarena estuvo allí pero los restos no estaban) por crueldad directa de los involucrados y de las fuerzas armadas. Y otra vez, cuando surgió un dato que fue manejado de una manera muy poco adecuada y se me puso de nuevo en esa situación (N.de R. En octubre de 2008 se afirmó que en un 90% los restos hallados en Vichadero, Rivera podían pertenecer a la María Claudia García. El ADN descartó esa posibilidad). Entonces ¿hasta cuándo? Y cuál es la necesidad de además hacerme pasar por eso?

P: Si te dijeran que ellos hablan y dan la información de los restos de tu madre a cambio de su libertad. ¿Cuál sería tu decisión? ¿Estarías a favor de cambiar su libertad por información certera?
No sé qué haría porque nunca se planteó, ni remotamente hubo algún indicio de que tuvieran la intención de decir la verdad bajo ninguna circunstancia. Es como cuando me preguntan si los perdonaría si me piden perdón. Yo no he visto a nadie arrepentido. Entonces creo que primero hay que estar en esa situación para evaluar cómo me siento.

P: ¿Qué te cambiaría a ti la anulación de la ley?
Creo que sería una sensación de alivio, porque más allá de que se haya reconocido lo que pasó, y que tengamos el material que publicó Presidencia donde se asume lo que pasó y se dan algunos detalles, siento que no tengo derecho a la Justicia. ¿Por qué? ¿Porque pasó entre 1973 y 1984? Entonces hay como una cosa que lastima, ¿por qué no? Hay algo de indignación, de desilusión. ¿Cómo alguien puede aparecer inalterado frente a eso? (…) Es una ley que atenta contra los derechos de las personas, una ley que está amparando asesinatos, que hay muertes que la ley las avala. Acá no tenemos pena de muerte. Así que nadie que murió, haya hecho lo que haya hecho, nadie merece la muerte. Y si voy al caso particular de mi mamá, no tuvo absolutamente nada que ver con nada.

P: ¿Qué pudiste reconstruir de su actividad política? ¿Compartías las ideas por las que estaban militando?
Lo que sé es que mi papá tenía una militancia activa en la Unidad de estudiantes secundarios de Argentina. De a poco me voy enterando, porque son cosas que te van contando los amigos. Creo que eran ideales muy fuertes, que ellos se jugaron por esos ideales, pero no puedo decir más de treinta años después y en otros contexto si estaría de acuerdo, pero de toda esa generación lo que admiro es que hayan llevado sus convicciones a ese nivel. Que no justificaba la violencia, me parece que la violencia y las muertes no se justifican nunca. Pero me consta que mis padres no tuvieron absolutamnete nada que ver con ninguna situación de violencia contra nadie y menos en Uruguay. Y en aquella época, porque ahí sí tenés que trasladarte a Argentina, por el hecho de que tu nombre estuviera en alguna libreta de un compañero, o si repartías volantes o pegabas afiches, podías ser detenido. No creo que alguien vaya preso hoy por pegar un afiche o repartir un volante. Yo creo que ellos sufrieron la falta de libertad, y esa misma libertad es la que tenemos que valorar y por esa misma libertad no podemos permitir que eso quede así.

P: ¿Sentiste en algún momento que te expusieron al estar en esas situaciones con tu mamá embarazada?
Yo creo que en ese momento, y les pasó a las madres que perdiron a sus hijos, no había idea de a lo que podía llegar eso, hasta dónde podía llegar la represión, y hasta qué punto se podían cometer estos crímenes. De pronto podían pensar que podían llevarlos presos, detenerlos un tiempo. Pero ellos fueron presos clandestinos, ellos fueron secuestrados y desaparecidos. Secuestrados ellos y secuestrada yo, 23 años hasta que me encontraron.

P: Al escucharte hablar da la impresión de que te ponés en el lugar de todos. ¿Lo sentís así?
Siempre naturalmente traté de entender, aunque hay cosas que no puedo entender. Porque creo que entender y ponerse en el lugar del otro ayuda mucho en la vida y disipa muchos rencores y eventuales odios. Pero hay cosas que más allá de que uno los pueda entender en un contexto determinado no son justfiicables de ninguna manera. Y sí, es una necesidad, siempre fui un poco así. La complejidad de las situaciones fue aumentando con el tiempo, pero creo que siempre traté de entender y desde ese lugar entiendo al que piensa diferente. Yo lo que quiero es tener la oportunidad de poner en consideración esta situación.

P: En el marco del planteo de tus escenarios futuros. ¿Qué tan firme ves la posibilidad de que nunca encuentres los restos de tu madre y de que tengas que vivir con eso?
Existe la posibilidad de que tenga que vivir con eso. Pero con lo que yo no quiero vivir es con saber que no hice nada para que eso cambiara. Yo voy a hacer lo que esté a mi alcance y lo que no esté trataré que esté, voy a hacer lo que sea necesario y lo que imagine que se pueda hacer, pero está la posibilidad de que no la encuentre nunca. Pero la esperanza la mantengo y voy a luchar para que eso sea así. Alguna manera tiene que existir. No es una información que no esté, no es un avión que cayó en el río y no se pudo encontrar. No es un cuerpo que se llevó la corriente, es un cuerpo que alguien puso en algún lugar. Y la persona que puso el cuerpo de mi madre en algún lugar, está viva. Y esa persona y otros saben.

P: Falta poco para tu cumpleaños. ¿Como vivís esa fecha?
Hace varios años que la vivo como una época más conflictiva. La asocio con que en la medida en que yo iba creciendo, la posibilidad de supervivencia de mi madre se iba acortando. Eso pesa… Obviamente yo ¿qué culpa tengo?, pero lo siento.

P: ¿Te sentís culpable?
Y sí. No tiene explicación, en qué cabeza cabe que yo tenga la culpa, todo eso lo sé, pero lo que siento es distinto. Porque en mi caso y en muchos otros casos el nacimiento del bebé era la sentencia de muerte para la mamá. La mamá iba a vivir hasta que naciera el bebé. Con el bebé iban a hacer lo que quisieran y con la mamá se sabía lo que iba a pasar.

P: ¿A quiénes tuviste que perdonar en estos 10 años?
Mucas personas hicieron cosas que me dolieron, y a esas personas he tratado de entenderlas más que perdonarlas, porque me parece que no soy nadie para perdonar.

P: ¿Por quién sentís rencor o rabia?
Estoy empezando a sentir mucho rencor y es lo que quería evitar. Pero esta situación sostenida en el tiempo hace que empieces a tener rencores con cualquiera que interfiera con una resolución: con los que yo sé que saben y no dicen, los niegan sistemáticamente lo que pasó, los que no quieren asumir.

P: ¿Qué características reconocés en ti que te recuerdan a Ángel Touriño, el padre que te crió?
La tolerancia. La fuerza de voluntad. El carácter de uno se forma también con lo que uno aprende y yo creo que él me enseñó muchísimas cosas. Entre todo, también me enseñó a sobrevivir.

P: Y de tu madre adoptiva, ¿qué cosas de ella reconocés en vos?
Creo que esa cosa sana que tiene ella, de sentimientos muy fuertes, muy afectiva, eso tiene mucho que ver en cómo soy.

P: ¿Qué reconocés en ti de tu madre biológica, María Claudia?
Lo sé por referencias. Dicen que me parezco físicamente, yo no me doy mucho cuenta. Me han contado muchas cosas que he reconocido en mí, y eso reconforta. Actitudes en diferentes situaciones, algunos gestos.

P: ¿Y de tu padre, Marcelo Gelman?
Por ahí la figura de él es un poco más fuerte porque él no está desaparecido. Tengo cosas físicas, de carácter también. Muchas veces soy como muy introvertida, eso de la reflexión, por lo que me cuentan. Me pasa con ellos y con mis abuelos.

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