¿Cuáles son las opciones que tienen los padres para combinar el cuidado de los hijos durante la jornada laboral?

¿Cuáles son las opciones que tienen los padres para combinar el cuidado de los hijos durante sus horas de trabajo?, ¿es la solución más práctica enviar al niño a un centro de desarrollo infantil?, ¿es la única opción viable?, ¿qué políticas aplican los centros para alentar el crecimiento óptimo del niño?, ¿cómo garantizan los padres que sus hijos están siendo bien cuidados y educados? Estos cuestionamientos abordan un inconveniente real, y creciente, que limita a los padres (y futuros padres) a encontrar una solución de qué hacer con sus hijos durante la jornada laboral.

Cada empresa adopta un estilo más o menos riguroso en cuanto al ausentismo laboral de los padres, pero la frontera que se forma entre la paternidad y la demanda profesional es inevitable. Los centros de desarrollo infantil son la solución más común para enviar a los pequeños y que los adultos puedan cumplir –o al menos intentarlo– las demandas laborales y el nivel esperado de productividad.

La decisión de educar a los hijos en casa, por lo menos durante los primeros años de vida del niño, implica delegar el cuidado dentro del núcleo familiar, o limita a los padres a que (al menos uno de los dos) sacrifique su empleo o ajuste sus horarios, responsabilidades y dinámica de trabajo. Esta valoración incide directamente en las políticas que promueven los centros de desarrollo infantil. En estos casos suele pasar que el costo económico o la ubicación del centro dejan de ser los factores decisivos, y prevalece la idea de encontrar una alternativa que promueva una educación alineada a los parámetros éticos y morales de la familia.

Dentro de casa

En Uruguay, la inquietud en esta materia está latente desde hace varios años. En noviembre de 2015, bajo la presidencia de Tabaré Vázquez, se impulsó la creación del Sistema Nacional Integrado de Cuidados (SNIC) –ley 19.353– que, entre otras cosas, pretende conciliar la paternidad con el horario laboral de ocho horas. La ley dicta el reconocimiento del derecho de todos los niños y niñas, personas con discapacidad y personas mayores en situación de dependencia, al acceso a servicios de asistencia. A su favor, esta ley no solo vela por el derecho a recibir el servicio, sino también busca asegurar la calidad de la formación que se brinda. La apertura en 2014 del Centro Cívico de Tres Ombúes es una de las acciones que se han tomado a nivel público como solución a esta problemática en Montevideo.

Dentro del complejo (ubicado en Pedro Giralt y Alagoas), se instaló un Centro de Asistencia a la Infancia y la Familia (CAIF), con distintas jornadas de cuidado –de media jornada u horario completo–. Además, se incentiva la participación activa de los padres, organizando diversos talleres semanales para que estén inmersos en el desarrollo de sus hijos y en la educación que se les está dando en el Centro. Como parte de la estrategia, en el mismo predio, se ubicó una policlínica, que proporciona así un sistema de cuidado integrado para las familias del barrio.

Malabares a oscuras

En Europa existen diversas políticas que amparan el funcionamiento de entes públicos dedicados al cuidado infantil. Suecia se destaca particularmente por la excelencia y practicidad de sus servicios para el cuidado de los niños. La capacidad de las guarderías públicas en Suecia ampara a la totalidad de la población infantil, y a los padres les requiere invertir 3% de su salario mensual (lo que equivale aproximadamente US$ 197, considerando un sueldo de alto rango). Pero, ¿quién toma partida por los gastos en cuidado infantil en Suecia? El Estado. A costa de exigirles altos impuestos a sus ciudadanos, sostiene un sistema de servicios públicos que devuelve el costo a través de su excelente funcionamiento. Las guarderías públicas se vuelven entonces la solución fidedigna para los padres que además de ser económicamente accesibles, manejan un amplio rango de horarios (de 06:00 a 18:00) que coincide con el momento de mayor demanda laboral para la media de los empleados. Últimamente, incluso, se ha estado incursionando en la disponibilidad de estos centros infantiles también durante la noche, especialmente si se trata de padres o madres solteros, que ocupen un rol laboral en el sector de comercio y servicios. Según datos obtenidos de una encuesta laboral realizada en 2013 por el servicio público de empleo sueco, las guarderías nocturnas se encuentran disponibles en 123 de las 290 municipalidades de Suecia y reciben a más de 5.000 niños.

Además, las políticas suecas traen consigo factores que incentivan a los adultos a tener hijos: vacaciones pagas de 16 meses por cada hijo, subsidio de hasta US$ 163 por niño para cada familia, servicio público de cuidado infantil garantizado a todos los padres, y servicio gratuito de guarderías para niños de entre 3 y 6 años por un máximo de 15 horas semanales. A pesar de que el cuidado de los niños fuera del hogar implica un gran esfuerzo de desapego, las guarderías públicas como las que impulsa Suecia garantizan a los padres mejores oportunidades para desarrollarse profesionalmente, mientras se aseguran del cuidado estable y seguro para sus hijos.

Un espacio necesario

La compatibilidad del cuidado de los hijos durante la jornada laboral no se limita a estar en el mismo espacio físico, sino también a estar emocionalmente disponible y prestar la atención necesaria para el cuidado del niño. Como una solución más flexible, la dinámica de trabajo freelance ha aumentado en gran proporción durante los últimos años como también lo han hecho los espacios de co-work. Como consecuencia del aumento de profesionales independientes, autónomos y freelancers en todo el mundo, la consultora estadounidense Emergent Research asegura que para el año 2020, en el mundo podrían llegar a existir 26 mil espacios de coworking, con un promedio global de 38 millones de personas suscritas.

En Estados Unidos, varias compañías han implementado jornadas de integración en las que los hijos son bienvenidos en espacios de trabajo. Es el caso de Diana Rothschild, una mamá de San Francisco que fundó Next Kids, un espacio de trabajo colaborativo que ampara el cuidado de los niños (una guardería dentro de la oficina, a donde los padres tienen libre acceso). Next Kids está ubicada al lado del espacio de trabajo, donde educadores infantiles profesionales reciben a bebés de entre 3 y 36 meses. La finalidad de esta área es involucrar a los padres en la crianza de sus hijos y ayudarlos a encontrar el equilibrio entre su vida profesional y familiar.

Este tipo de guarderías dentro de coworks ya se hizo presente en otros países, como en Colombia (donde Next Kids se encuentra disponible desde el año 2013) y hace posible la participación directa de los padres en la crianza de sus hijos sin barreras horarias. Se trata de buscar alternativas para combinar paternidad y vida profesional, y encontrar soluciones a una preocupación latente a nivel mundial.

Como consecuencia del aumento de profesionales independientes, autónomos y freelancers en todo el mundo, la consultora estadounidense Emergent Research asegura que para el año 2020 en el mundo podrían llegar a existir 26.000 espacios de coworking.

Según datos obtenidos de una encuesta laboral realizada en 2013 por el servicio público de empleo sueco, las guarderías nocturnas se encuentran disponibles en 123 de las 290 municipalidades de Suecia y reciben a más de 5.000 niños.