De vez en cuando una persona puede verse afectada por un catarro repentino, un dolor puntual o un tic nervioso que antes no tenía. A veces son síntomas de una enfermedad más seria, mientras que en otras ocasiones no son nada de lo cual preocuparse.
Un grupo de médicos consultados por la revista More y citados por The Washington Post explican qué tan preocupantes deben ser estas molestias como para consultar con un profesional.
Por ejemplo, una tos seca y persistente cuando alguien está en un perfecto estado de salud puede haber sido originado por una infección previa, que "reinicia" el mecanismo reflejo por el que los humanos tosen y que se activa cuando una serie de receptores pulmonares detectan materias extrañas que generan irritación.
Este "reinicio" lleva a que elementos que antes no causaban toses, ahora lo hagan. El tratamiento para esto puede ser realizado con anticonvulcionantes o antidepresivos.
Un catarro también puede ser indicador de una enfermedad como el reflujo gastroesofágico, que puede ser tratado con una dieta o medicamentos.
Y una tos seca recurrente con falta de aliento puede estar relacionada a la bronquitis o a otra enfermedad pulmonar.
En los pies
Otra situación repentina que puede llegar a preocupar es sentir un crujido en los pies al caminar, sobre todo al levantarse de la cama cuando comienza el día.
Por lo general esto se debe a que un tendón o un ligamento se desliza sobre un hueso al pararse. Esto no suele ser un motivo de preocupación, salvo que esté acompañado por dolor, entumecimiento o hinchazón, lo que puede ser un signo de que se tiene osteoartritis.
Tics oculares
Cuando los párpados tiemblan sin razón se debe generalmente a la fatiga, al estrés o a que los ojos están secos, lo que los hace bastante comunes, aunque no vale la pena preocuparse por ellos.
Pero si son molestos y se busca detenerlos inmediatamente, los mejor es presionar el párpado con un dedo durante 30 a 60 segundos.
Zumbidos en los oídos
Al envejecer, las células capilares del oído interno se degeneran, haciendo que las neuronas auditivas se hagan hiperactivas, actuando como si estuvieran estimuladas por un sonido cuando en realidad no lo están.
El resultante zumbido en los oídos, llamado tinnitus, también puede tener otras causas, incluyendo una elevada presión sanguínea.
Usualmente lo único que puede hacerse es convivir con ellos, pero se puede enmascarar este sonido indeseado escuchando ruido blanco, el producido por ejemplo, por un ventilador.