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"La gente no para de despistarme y de confundir a la Policía"

La madre de la desaparecida Brissa González encuentra pocos aliados
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23 de noviembre de 2017 a las 05:00
El lunes 20 al mediodía, de regreso de la heladería donde trabaja, Ana Paula Gerez abrió la puerta de su casa del barrio Villa Española y extrañó un cariño que era costumbre: su hija mayor no salió a su encuentro a abrazarla, como lo hacía todos los días. El silencio fue lo siguiente que la sorprendió: tampoco estaba en la casa.

Decidió llamar de inmediato a la escuela Nº 89, ubicada en la calle José Serrato, en la esquina con Algarrobo, a cuatro cuadras de su vivienda.

Desde el centro de estudios le confirmaron que Brissa González había faltado a su clase de sexto año. Más tarde, una compañera de la niña aseguró que Brissa tampoco abordó el ómnibus de la línea 174 que tomaba todas las mañanas en la esquina de su casa a la hora 7.30. Comenzó a buscarla por la zona, hasta que dos horas después denunció la desaparición a la Policía.

Desde entonces, su celular se llenó de llamados, mensajes de texto, fotos y capturas de pantalla que indicaban haber visto a la niña en varios lugares y con distintas personas, pero nada de ello contribuyó a dar con su paradero.


"La gente no para de despistarme y de confundir a la Policía", dijo, desesperada, Ana Paula. "Fuimos a todos y cada uno de los lugares (donde, según varias personas, habían visto a la niña). No había nada. La gente está loca, desquiciada y así no está ayudando. ¡Están alejando a mi hija de mí!", se lamentó la madre consultada por El Observador.

El sitio "más mencionado" en la infinidad de esos mensajes fue la intersección de Instrucciones y Mendoza, "un lugar que ella conoce muy bien", porque es próximo a donde vive su padre. Pero tampoco la encontraron allí.

Este miércoles la Policía detuvo a un sospechoso que ya tiene antecedentes penales.

Investigación

Este martes, cuando ya habían pasado más de 24 horas desde la desaparición de Brissa González, la Policía solicitó autorización a la Fiscalía para requisar la ceibalita y el celular de la niña.

Se sabía que integraba un foro digital de Anime –como se le conoce a los dibujos animados japoneses– donde tenía contacto con varias personas, aunque no se sabe cuántas de ellas son adultas. Pero, además, se tenía la sospecha de que pudiera haber sido contactada por un adulto a través de alguno de esos dispositivos.

Las pericias a su celular arrojaron que la menor fue llamada por teléfono por otro menor de 13 años, aseguraron fuentes cercanas al caso a El Observador, aunque aún no se sabe si tiene vinculación con su desaparición.

Este miércoles por la mañana fue detenido un hombre en la Ciudad de la Costa, en Canelones, que había sido captado en un automóvil Renault bordó por una cámara de seguridad cerca de la parada de ómnibus a donde llegó Brissa el lunes de mañana, en la esquina de Sebastián Elcano y Melchor Ramírez.


Es la pista más firme hasta el momento. Fuentes policiales señalaron a El Observador que el sospechoso cuenta con antecedentes penales por atentado violento al pudor. Asimismo, presenta las mismas características físicas que un hombre que describieron padres y alumnos de escuelas de Canelones, a quien vieron circulando en ese mismo coche que ahora es investigado por la Policía Científica.

Otro testigo aportó una información que puede ser clave: declaró haber visto a Brissa subirse a un taxi días antes de su desaparición. A su vez, el detenido maneja un taxi y el testigo aseguró que vio a la niña subirse a ese vehículo, informaron fuentes policiales, en una versión que fue transmitida al fiscal de la causa, Juan Gómez. Eso permitiría inferir que no era la primera vez que Brissa se cruzaba con ese hombre.

Pese a esos testimonios, el detenido negó toda participación en los hechos.

El fiscal penal deberá encontrar en estos datos elementos de prueba convincentes para formalizar contra el sospechoso un proceso penal. De lo contrario, este jueves se agotarán las 24 horas de que dispone para interrogar al detenido, aunque ya informó que pedirá al juez la prórroga de otras 24 horas.
Si para entonces no reúne más pruebas, deberá dejarlo en libertad, tal como está dispuesto por la Constitución y el nuevo Código del Proceso Penal que rige desde el 1º de noviembre.

Mientras tanto, Ana Paula sigue buscando y colaborando con la Policía sin permitirse descanso. Lo mismo hace su expareja y padre de Brissa, un militar que, según dijo la mujer, está recorriendo sin parar las calles de Montevideo.

Ana Paula pensaba renunciar a su trabajo en diciembre para dedicar se "en tiempo completo" a sus dos hijas, especialmente a Brissa, que en marzo daría sus primeros pasos en el liceo.

Por ahora, Ana Paula está agradecida con el trabajo de la Policía, aunque lamenta que solo le informen "lo indispensable" sobre los avances de la investigación.

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