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¿Por qué la vacuna contra el coronavirus demoraría un año y medio y qué aporta Uruguay?

El centro internacional de investigación biomédica y de entrenamiento para investigadores colabora con la identificación del genoma que circula en el país
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13 de abril de 2020 a las 13:56

La población mundial está expectante a la vacuna que podría darle fin al virus que golpea a casi todos los países del planeta. Pero ¿por qué demoraría 18 meses en producirse?

Esta es una de las preguntas que se hizo el Instituto Pasteur de Montevideo y que intenta dilucidar. De acuerdo con el centro, las vacunas son uno de los fármacos más seguros, pero esa seguridad se debe a años de investigación y pruebas.

Hasta el momento hay 115 proyectos tratando de crearla. Cinco de ellos ya están en la fase uno de la etapa clínica. Dos pertenecen a centros de Estados Unidos y los tres restantes a chinas. Florencia Rammauro, docente en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República y doctoranda en Ciencias Biológicas en el Instituto Pasteur, comenta que estos avances representan "un adelanto" de dos años de investigación.

"Se abocó tanta gente al trabajo del coronavirus que la cantidad de información que ha surgido es prácticamente igual a lo que se puede llegar a demorar con otra patología en uno o dos años. Que se tuviera el genoma en menos de un mes muestra una velocidad que no se había visto antes", cuenta la investigadora.

Al inicio del brote en diciembre de 2019, los expertos no sabían de qué se trataba. Sin embargo, la unión de los científicos de todo el mundo logró en tiempo récord saber cómo actúa el nuevo virus y qué lo compone. Hasta ahora, se descubrió que usa la proteína "S" para infectar las células humanas, que contra la infección el cuerpo activa su sistema inmunológico en la producción de anticuerpos para combatir al virus y que "los anticuerpos generados se unen a la proteína S para evitar evita que el virus siga infectando", explica el Instituto Pasteur en sus redes sociales. Por cómo trabajan estos anticuerpos, reciben el nombre de "neutralizantes".

Los anticuerpos neutralizantes son usados para hacer vacunas. Estos anticuerpos no solamente se generan en la infección, sino que también se pueden crear artificialmente. Esto es lo que buscan actualmente los estudios, que demoran porque la vacuna tendría que generar una inmunidad protectora y resistente en el tiempo, proteger a los adultos mayores estimulando respuestas inmunes más fuertes, y no tener efectos secundarios.

Las etapas del desarrollo de las vacunas

1) Etapa preclínica

Se desarrolla en animales según normas éticas para descartar efectos secundarios y asegurar la capacidad de generación de anticuerpos protectores. Por lo general, demora entre uno y dos años.

2) Etapa clínica

La vacuna se aplica en humanos. Consta de tres fases: la primera, evalúa la seguridad en un grupo reducido de hasta aproximadamente 100 personas. Sirve para "ver que no tenga efectos secundarios en humanos", comenta Rammauro. La segunda, ya sabiendo que es segura, se encarga de probar en un grupo más grande para conocer su eficacia, dosis requerida y necesidad de refuerzos. En esta instancia, "buscás pistas de que esa vacuna esté generando protección y de que los anticuerpos persisten en el tiempo". La última, se asegura de verificar la eficacia y seguridad en forma y dosis aplicadas en un grupo aún más grande. "Ampliás el número de individuos para asegurarte de agarrar efectos secundarios que se manifiestan en una frecuencia determinada, como uno en 100.000", indica.

3) Aprobación y control

Se presenta ante organismos reguladores que verifican los ensayos y el cumplimiento de los requisitos. En esta etapa también la registran como vacuna y se le hacen pruebas periódicas para garantizar su seguridad y eficacia en el tiempo.

¿Cómo contribuye Uruguay?

En el país actualmente no se desarrolla esta vacuna porque se necesitan laboratorios de bioseguridad de nivel tres, que son los que posibilitan trabajar con el virus aislado en células o en animales.

De todas maneras, Rammauro explica que Uruguay contribuye en su desarrollo sabiendo el genoma que circula internamente.

Este conocimiento se compara con el de los otros países para descubrir la variación que puede haber en la proteína de superficie del virus (la proteína S), la cual usa el virus para infectar.

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