Hard Rock Café en Montevideo

Con mi recordado amigo Lincoln Maiztegui, de quien pronto se cumplirán tres años de su fallecimiento, teníamos la costumbre de ir ahí al menos una vez por semana. Lincoln solía decir que “en el Pizza Hut nunca hay moscas”. Estuvimos en el local el día antes de que cerrara. En la esquina del Montevideo Shopping hubo también por esas épocas, fines de la década de 1990, un local amplio y bien iluminado de la cadena T.G.I. Friday’s. En los comienzos había noches en que uno debía esperar para conseguir mesa. Pero, la inconsistencia de los platos (había días en que salían mal preparados), la mala labor gerencial (el servicio fue de más a menos), y la asimétrica relación entre precio y producto, apresuraron su certificado de defunción. Una noche pedí una de sus entradas clásicas, las potato skins, y llegaron frías y poseedoras de una dudosa consistencia. Fue la última vez que pisé el local, que al poco tiempo cerró.

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Ahora –se acaba de anunciar– Hard Rock Café desembarcará en nuestra capital. Llega en tiempos en que no hay bonanza económica, pero no eso no debería ser un obstáculo mayor para lograr éxito inmediato, pues es una de las mejores cadenas de comida del mundo, tal vez la mejor en cuanto a regularidad: he estado en más de 20 locales diferentes de Hard Rock Café en distintos países y en todos las hamburguesas han sido excelentes, teniendo algo que ni siquiera McDonald’s ha podido lograr: que sus platos tengan el mismo sabor inconfundible en todas partes. Los estándares de calidad de Hard Rock Café son los mismos y, además, a diferencia del 98% de las cadenas, el servicio es de gran efectividad en cualquier local donde uno vaya, incluso el de Cozumel, que es el HRC más pequeño del mundo, y que está, como estará el de Montevideo, muy cerca del agua.