La tecnológica reconoció en diciembre que su sistema operativo iOS está programado para que los dispositivos se ralenticen a medida que las baterías pierden capacidad. Se trata, según explicaron los ejecutivos de la compañía, de una medida para evitar que el deterioro de las baterías se acelere.
La compañía había reconocido previamente que ralentiza intencionadamente los teléfonos más antiguos cuando se descarga una nueva actualización del software, pero defendió que lo hacía para alargar la batería de los móviles y evitar que se colapsasen.
La respuesta de Apple no se hizo esperar: el pasado 28 de diciembre la empresa dirigió una carta a sus clientes en la que pedía perdón por el "malentendido" y rebajaba el precio de sus baterías. Menos de un mes después, habilitaron un modo para desactivar esa ralentización.
Desde finales de enero y hasta diciembre de 2018, cambiar la batería de un iPhone 6 o un modelo posterior costará 50 dólares menos, ya que el precio pasará de 79 a 29 dólares.
Aun así, la compañía habría recibido al menos 59 demandas interpuestas por clientes, según The Wall Street Journal, en las que se acusa a Apple de fraude, publicidad engañosa y enriquecimiento ilícito. Esta cifra triplica las denuncias recibidas en 2010 por la frecuencia con la que se colgaban las llamadas en el iPhone 4.
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