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Alimentación de verano, qué y cómo comer

Para los más pequeños del hogar se aconseja ofrecer platos variados, coloridos y aprovechar frutas y verduras de estación

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02 de enero de 2018 a las 05:00

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A partir del primer año, el niño puede empezar a formar parte de la mesa familiar, consumiendo cuatro comidas y una o dos entrecomidas.

El verano es un buen momento para incorporar más vegetales y frutas en la alimentación de los niños, debido a que hay más variedad disponible y a que con el calor suelen apetecer alimentos más frescos.

Es importante para el infante que coma en familia. Compartir con otros miembros del hogar los alimentos es un forma más amena de integrarse, dar y recibir afecto, como también es un momento decisivo para el inicio de la formación de hábitos.

Se entiende que es una edad en la que el niño ya tiene dientes y es capaz de masticar los alimentos, lo que hace que no sea necesario brindar las comidas en forma de puré. Sí se debe picarla en trozos pequeños y estimular al pequeño con nuevas texturas.

Luego, en el segundo año de vida, las rutinas y la formación de hábitos alimentarios saludables comienzan a afirmarse. Empieza a tener un mejor manejo de la cuchara y el tenedor y cada vez quiere hacer más cosas solo, lo que es una actitud positiva para su desarrollo.

A su vez, existen varias formas de estimular a los más chiquitos para que disfruten de la comida en verano. Se recomienda aprovechar los variados colores de las frutas, cortarlas de diferentes formas y hacer más divertidas las comidas.

También se pueden hacer helados tipo palito caseros con pulpa de frutas licuadas y yogures. Cuando los niños son más grandes, una idea práctica y divertida son las brochettes de frutas acompañadas de yogur.

Por otra parte, es fundamental no dejar de lado la hidratación durante el verano. Se pueden elaborar aguas saborizadas, mezclas de frutas y vegetales licuados, o con algunas hierbas como la menta, sin recurrir a refrescos con alto contenido de azúcar y poco aporte de nutrientes.

¿Qué alimentos elegir?

Verduras: se pueden hacer hervidas, en tortillas, tartas o suflés. Siempre es importante consumir los vegetales de estación, que es cuando tienen su mayor desarrollo nutricional y de sabor.

Verduras energéticas: papa, boniato y choclo. Se pueden usar en puré, ensaladas o tortillas.

Frutas: las frutas de estación son una excelente opción. Por ejemplo, las de verano son: uva, sandía, melón, durazno, frutilla, pera y ciruela.

Carnes: Puede ser cualquier tipo de carne que tenga poca grasa. Debe estar bien cocida, tanto a la plancha como a la parilla. Se aconseja evitar fiambres y embutidos.

Huevos: Se pueden agregar a las comidas para aportar proteínas.

Leguminosas: Lentejas, garbanzos, porotos cocidos.

Cereales: Fideos, arroz y sémola.

Aceites: Se puede usar cualquier aceite vegetal. Los más recomendados son el de girasol alto oleico y el de canola. Se le debe agregar a todas las preparaciones para aumentar la energía de las comidas.

Lácteos: Deben ocupar del 35% a 40% de la alimentación de los niños y aportan gran parte del calcio que necesitan para crecer. Puede ser leche, yogures y quesos, como ricota o frescos que tengan poca sal.

El verano es una época del año donde hay más espacio para el disfrute y la diversión en familia. Incorporar a los más pequeños a la elección de la comida y a su elaboración permite que aprendan sobre los alimentos y mejoren su forma de comer. Luego de esto no queda más que disfrutar.

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