Bruna fue mamá de Ícaro a sus 24 años, y el día del parto se enteró de que su hijo padecía el síndrome de Down. "Hay muchos mitos que no son verdad, vi que podía hacer todo, que podía comer solo, que podía ir al jardín con otros compañeros que no tienen síndrome de Down, que juega", expresó la madre.
El mayor desafío para ella es que el desarrollo de Ícaro requiere más estímulos que el desarrollo de cualquier otro niño.
Asimismo, luego de tener a Ícaro decidió unirse a la Asociación Down del Uruguay, sobre todo para involucrarse en el tema de cómo dar la noticia, para preparar a las familias desde antes del nacimiento.
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