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Cambia puente en laguna Garzón tras observaciones de la Dinama

El arquitecto Viñoly modifica el proyecto que ahora dejará de ser con balsas
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27 de agosto de 2012 a las 21:33

El Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) modificará el proyecto de puente sobre la laguna Garzón presentado en junio por el arquitecto Rafael Viñoly, que consistía en la unión de 22 balsas con un impacto muy menor sobre el medio ambiente, según lo estimó el profesional. Ayer en el Consejo de Ministros, el titular de la cartera, Enrique Pintado, informó al presidente José Mujica de cambios en la iniciativa y de la inminente finalización de los detalles del llamado.

Según transmitieron participantes de la reunión a El Observador, los ajustes a la obra se decidieron luego de sugerencias de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama), y tomará parte del proyecto presentado por Viñoly públicamente el 6 de junio.

El arquitecto ideó un pasaje flotante con piezas de aluminio, fibra de vidrio y madera de la zona, que podría cambiar de diseño según las necesidades de los lugareños, y permitiría también realizar actividades en el agua. Tendría, en ese caso, una inversión de US$ 3,8 millones.

Ahora, sin embargo, Viñoly trabaja en Estados Unidos en un nuevo diseño que desestima la utilización de las 22 balsas.

Según una fuente del gobierno, predominará el cemento en la construcción, aunque en la fachada esté recubierta de madera, por lo que pasaría a ser estático.

Otra fuente allegada al profesional, sin embargo, explicó ayer a El Observador que se trata de una pieza única que podrá cambiar como preveía el proyecto inicial de Viñoly, y para lo cual se está buscando qué material utilizar.

El nuevo proyecto permitirá la normal circulación de agua y arena, apuntó otra fuente oficial.

La iniciativa de Viñoly con las balsas permitía cambiar el puente de lugar y mostrar así al menos tres diseños. Pero la nueva opción que terminará de construir en una semana, será circular (ver foto).

La posibilidad de construir un puente sobre la laguna Garzón, una necesidad latente en la zona por la gran cantidad de emprendimientos turísticos e inmobiliarios que se concretaron en los últimos años (como el del empresario argentino Eduardo Constantini), generó una fuerte polémica en los lugareños y organizaciones en defensa del medio ambiente. Fue así que, en cumplimiento con las disposiciones vigentes, el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (Mvotma) propició encuentros y ámbitos de diálogo con todos los actores para debatir la posibilidad de construir un puente.

Claramente, los activistas y vecinos se oponían al puente y reclamaban mantener la posibilidad actual de cruce, por medio de una balsa que transporta tanto a personas como a vehículos.

Cuando se conoció el proyecto de Viñoly, que tomó la idea de la balsa, pero uniendo 22 para formar un puente flotante, muchos quedaron conformes y las protestas parecieron bajar en intensidad. “Solución: un puente hecho de balsas”, decía el power point del arquitecto.

Según dijo Viñoly el 6 de junio en el Ministerio de Transporte, su proyecto original no tenía “ningún impacto” sobre el medio ambiente y, además, significaba una atracción turística por la “contemplación” del paisaje.

Incluía, además, pasajes peatonales, asientos y lugares para pescadores.

El Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) modificará el proyecto de puente sobre la laguna Garzón presentado en junio por el arquitecto Rafael Viñoly, que consistía en la unión de 22 balsas con un impacto muy menor sobre el medio ambiente, según lo estimó el profesional. Ayer en el Consejo de Ministros, el titular de la cartera, Enrique Pintado, informó al presidente José Mujica de cambios en la iniciativa y de la inminente finalización de los detalles del llamado.
Según transmitieron participantes de la reunión a El Observador, los ajustes a la obra se decidieron luego de sugerencias de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama), y tomará parte de lo presentado por Viñoly públicamente el 6 de junio.
El arquitecto ideó un pasaje flotante con piezas de aluminio, fibra de vidrio y madera de la zona, que podría cambiar de diseño según las necesidades de los lugareños, y permitiría también realizar actividades en el agua. Tendría, en ese caso, una inversión de US$ 3,8 millones.
Ahora, sin embargo, Viñoly trabaja en Estados Unidos en un nuevo diseño que desestima la utilización de las 22 balsas.
Según una fuente del gobierno, predominará el cemento en la construcción, aunque en la fachada esté recubierta de madera, por lo que pasaría a ser estático.
Otra fuente allegada al profesional, sin embargo, explicó ayer a El Observador que se trata de una pieza única que podrá cambiar como preveía el proyecto inicial de Viñoly, y para lo cual se está buscando qué material utilizar.
El nuevo proyecto permitirá la normal circulación de agua y arena, apuntó otra fuente oficial.
La iniciativa de Viñoly con las balsas permitía cambiar el puente de lugar y mostrar así al menos tres diseños. Pero la nueva opción que terminará de construir en una semana, será circular (ver foto).
La posibilidad de construir un puente sobre la laguna Garzón, una necesidad latente en la zona por la gran cantidad de emprendimientos turísticos e inmobiliarios que se concretaron en los últimos años (como el del empresario argentino Eduardo Constantini), generó una fuerte polémica en los lugareños y organizaciones en defensa del medio ambiente. Fue así que, en cumplimiento con las disposiciones vigentes, el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (Mvotma) propició encuentros y ámbitos de diálogo con todos los actores para debatir la posibilidad de construir un puente.
Claramente, los activistas y vecinos se oponían al puente y reclamaban mantener la posibilidad actual de cruce, por medio de una balsa que transporta tanto a personas como a vehículos.
Cuando se conoció el proyecto de Viñoly, que tomó la idea de la balsa, pero uniendo 22 para formar un puente flotante, muchos quedaron conformes y las protestas parecieron bajar en intensidad. “Solución: un puente hecho de balsas”, decía el power point del arquitecto.
Según dijo Viñoly el 6 de junio en el Ministerio de Transporte, su proyecto original no tenía “ningún impacto” sobre el medio ambiente y, además, significaba una atracción turística por la “contemplación” del paisaje.
Incluía, además, pasajes peatonales, asientos y lugares para pescadores.

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