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Ceaușescu, Drácula y Jesús se reencuentran en Rumania

Se inauguró un museo en Bucarest que recoge la cultura kitsch del país europeo
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14 de mayo de 2017 a las 05:00
No esperaban encontrarse, pero el exdictador comunista Nicolae Ceaușescu, el conde Drácula y Jesucristo comparten, desde ahora, escaparate en el Museo del Kitsch rumano, que abrió a comienzos de mayo en Bucarest.

Con todos los honores, es el vampiro nacional quien acoge a los visitantes, con más precisión, una representación muy kitsch del personaje creado por Bram Stoker.

"Drácula representa la marca rumana más conocida pero también al absoluto kitsch rumano, ya que su imagen se utiliza de una forma muy caótica e incoherente", confió a la agencia AFP Cristian Lica, propietario del museo. No esperaban encontrarse, pero el exdictador comunista Nicolae Ceaușescu, el conde Drácula y Jesucristo comparten, desde ahora, escaparate en el Museo del Kitsch rumano, que abrió a comienzos de mayo en Bucarest.

Con todos los honores, es el vampiro nacional quien acoge a los visitantes, con más precisión, una representación muy kitsch del personaje creado por Bram Stoker.

"Drácula representa la marca rumana más conocida pero también al absoluto kitsch rumano, ya que su imagen se utiliza de una forma muy caótica e incoherente", confió a la agencia AFP Cristian Lica, propietario del museo.

Este expublicista de 41 años se confiesa un "apasionado del kitsch" y cuenta haber crecido, "como todos los de su generación, con el kitsch comunista" de la era Ceaușescu.

Accesorios de diseño interior imprescindibles de esta época en el país, como los peces de baratija o tapices que representan "El rapto del serrallo", resucitaron para la ocasión.

Todo ello bajo la satisfactoria mirada de Nicolae Ceaușescu, en lo que es, según Lica, una encarnación "legendaria" del kitsch rumano: una fotografía que muestra al dictador portando un bastón durante la ceremonia de su investidura como presidente de la República en 1974.

Los 215 objetos expuestos están clasificados en seis categorías, entre ellas "Religión" –donde Jesucristo no ha sido olvidado– y "Haz tu propio kitsch".

Una sección está específicamente consagrada al abundante "kitsch gitano", donde pueden contemplarse fotografías de patriarcas ricamente tocados y engalanados con coronas y otros accesorios de oro.

"Los referentes de la importante minoría gitana en Rumania pueden ser percibidos por la mayoría de los rumanos como kitsch. Sin embargo, todos podemos ser lo kitsch de otro", manifestó Lica, que señaló que "nadie tiene derecho a juzgar la cultura del otro".

Vasto en sus diferentes influencias, el kitsch rumano constituye un patrimonio apreciado que conviene ser destacado, señaló este apasionado.

Sin embargo, a causa de sus imitaciones y del 'pseudokitsch', ¡el género está de moda en los ambientes más elegantes de todo el planeta! "Un kitsch auténtico es creativo, ridículo y ostentoso", recordó el experto.

El museo (www.kitschmuseum.ro) está abierto todos los días de la semana.

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