Los funcionarios de la Administración Estatal del Patrimonio Cultural (AEPC en sus siglas en inglés) en China anunciaron que las inspecciones regulares y controles aleatorios se llevarían a cabo a lo largo de los aproximadamente 21.000 kilómetros de pared en la Gran Muralla para asegurar que los municipios locales estén siguiendo las medidas nacionales de protección introducidas hace una década sobre el monumento, según lo indicó el diario The Guardian.
Cerca de un tercio de la pared de la dinastía Ming (1368-1644) ha desaparecido, y los funcionarios culpan a las causas ambientales y a daños humanos.
De acuerdo al medio inglés, los millones de turistas que visitan el sitio histórico pueden causar problemas cuando caminan por largos trazos, pero esos no son los únicos que han dañado a la pared.
La Sociedad de la Gran Muralla ha dicho que las personas locales que viven cerca de la pared de ladrillos roban regularmente del monumento para venderlos. Los medios estatales informaron también que algunos aldeanos ofrecen ladrillos grabados históricos para vender a los turistas por US$ 4,50, informó el sitio del diario.
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