Cuando se guarden de forma prolija dentro del bolsillo o la mochila, de forma mágica, los auriculares se enredan al momento. ¿Qué hay detrás de esto? Dos científicos le encontraron la vuelta y dieron una respuesta en el artículo Anudamiento espontáneo de una cuerda agitada. Dorian Raymer y Douglas Smith explican que esto depende de dos factores: el largo de la cuerda y el tiempo de agitación.
Cuanto más largo sea el cable y más se sacuda, más posibilidades habrá de que se formen nudos. Por ejemplo, con unos auriculares promedio de unos 130 centímetros de largo, la probabilidad de que se formen nudos cuando se los coloca en un espacio cerrado es de más del 50%. Por eso cada vez que el usuario vuelve a ponerse los auriculares después de un buen rato de descanso, hay una alta probabilidad de que vuelvan a estar enredados.
La forma Y de los auriculares aumenta la posibilidad de que se anuden, ya que solo un extremo del cable puede cruzarse al otro lado para comenzar la reacción. Solo se necesita de los extremos y de que roten con el movimiento para provocar los nudos.
En cuanto a qué se puede hacer para evitarlo, hay un truco que puede minimizar los enredos: tomar los dos extremos del auricular y cablearlo entre los dedos índice y meñique en forma de símbolo de infinito. Para luego enrollar en el centro el cable restante que contiene el conector al teléfono móvil. Y así guardarlo dentro del bolsillo.
Otra forma es evitar que los cables tengan espacio para moverse, por tanto se deben de guardar en un espacio reducido.
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