Este dispositivo, cuenta con músculos artificiales capaces de adaptarse de un modo autónomo e inteligente a esta enfermedad, cuyos efectos en las articulaciones y el resto del cuerpo evolucionan con el paso del tiempo.
El exoequeleto está formado por unos largos soportes adaptables a las piernas y al tronco del niño que, además, cuentan con unos motores que aportan movimiento y fuerza para que los infantes puedan caminar. Cuenta también con sensores, un controlador de movimiento y una batería con una autonomía de cinco horas.
El proyecto, que se ha desarrollado a lo largo de dos años, podría ayudar no solo a los niños con atrofia muscular espinal, sino también a otras enfermedades, como la parálisis cerebral, que resultan en el mismo problema: la pérdida de la capacidad de caminar. En el mundo hay 17 millones de personas afectadas por patologías que derivan en una pérdida de la marcha en la infancia..
Sin embargo, aún existe una barrera, y es la necesidad de una inversión de un millón y medio de euros para poder certificarlo como producto sanitario. Los investigadores esperan conseguir la cifra necesaria a través de la campaña de micromecenazgo que actualmente está desarrollando Marsi Bionics o por medio de alguna empresa que esté dispuesta a asumir estos costos a cambio de la explotación final en exclusiva y la fabricación de este dispositivo. Una vez consigan esa financiación, será necesario un año y medio más para poder lanzarlo al mercado.
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