Tres cuartas partes de los votantes blancos que se denominan cristianos evangélicos apoyaron a Bush, cumpliendo así los objetivos de Karl Rove, el estratega y mano derecha del presidente, quien hizo del voto de los evangélicos uno de los pilares de la campaña.
De los sondeos a pie de urna se desprende que Bush se hizo con el voto de los hombres blancos, los que disponen de sueldos por encima de los 100.000 dólares anuales y los que acuden todas las semanas a un oficio religioso.
Bush fue el favorito de los votantes que consideran los valores morales el asunto más importante y entre quienes ven el terrorismo como uno del los problemas más graves, por encima de otros como el desempleo.
El hecho de que Bush también saliese bien parado entre los católicos frente a Kerry -el primer candidato católico desde John F. Kennedy- muestra hasta qué punto fueron fructíferos los esfuerzos del presidente para colocar la religión de su lado.
El mimo de Bush hacia los evangélicos ha sido un asunto recurrente estosúltimos días.
Pero ahora que las elecciones ya son historia, cabe esperar que la derecha religiosa quiera ver recompensado su apoyo en forma de una todavía mayor atención por parte de la Casa Blanca. Y una de las primeras "víctimas" podrían ser los homosexuales.
Paradójicamente, la enorme repercusión que el asunto tuvo este año podría haber jugado a favor de Bush.
Lo que supone que la verdadera cruzada evangélica podría comenzar ahora. Como dijo Paul Weyrich, presidente de "Free Congress Foundation", "antes nuestra fuerza (la de los evangélicos) era un interrogante, pero ahora es una exclamación".
(EFE)