Al mismo tiempo que su salud se deteriora por la prolongada huelga de hambre, surgen voces que advierten que hay personas que están usando el caso del exrecluso de Guantánamo Jihad Diyab con fines políticos y "no contribuyen en nada" para que la situación del ciudadano sirio no empeore.
Diyab, junto a otros cinco expresos de la cárcel estadounidense ubicada en territorio cubano, llegó a Uruguay a fines de 2014 por iniciativa del entonces presidente José Mujica. Todos recibieron la calidad de refugiados.
Pero Diyab, que inició una huelga de hambre hace un mes y no ingiere líquidos hace una semana, es el que ha mostrado mayores dificultades para insertarse en Uruguay. No quiere vivir en Montevideo y reclama que el gobierno le asegure su salida hacia algún país árabe donde pueda reunirse con su familia. La dificultad es que pese a las gestiones que se han realizado, ningún país aceptó recibirlo.
Christian Mirza, interlocutor entre los exreclusos de Guantánamo y el gobierno, dijo ayer en El Observador TV que en el entorno de Diyab hay algunas personas (en su mayoría militantes de izquierda, activistas sociales y expresos políticos) que "no favorecen mucho, lo que genera un efecto negativo". En concreto se refería a lo que pasó el sábado, cuando el sirio fue trasladado al Hospital de Clínicas para ser sometido a una serie de chequeos pero finalmente se negó a recibir asistencia al entender, (junto a las personas que lo acompañaban), que se lo quería aislar y se le limitirían las visitas. "No es que estaba en reclusión. ¿Qué intención hay en decir que estaba aislado y preso? A mi me parece que hay una intencionalidad política, o más bien una irresponsabilidad absoluta", criticó Mirza.
En el mismo sentido, el abogado de Diyab en Estados Unidos, Jon Eisenberg, declaró ayer a Montevideo Portal: "No he hablado con él desde el 31 de agosto y ya no tengo acceso directo a información sobre su estado. No tengo dudas de que está enfermo y desesperado, pero temo que la gente que lo rodea ahora esté explotando su desesperación en busca de su propia agenda política y no esté actuando en el mejor de sus intereses".
En tanto, el médico que atiende Diyab, Fidel Lagos, dijo ayer a El Observador que el exrecluso de Guantánamo tiene "un estado general bastante deteriorado, una pérdida de peso importante por la huelga de hambre que ha venido realizando, debilidad marcada, síntomas de deshidratación".
Por otra parte, a pedido de Lagos, una comisión del Sindicato Médico del Uruguay (SMU) que da apoyo a las personas que realizan huelgas de hambre visitará esta tarde a Diyab.
La médica Julia Galzerano, integrante de esa comisión del SMU, explicó a El Observador que se trata de una "huelga salvaje" porque no ha tenido control y dejó de ingerir líquidos.
"Huelga de hambre sin sólidos hay casos de 60 dias o llegan hasta los 100. Se convierte grasas en energía y después el músuculo, pero cuando se pierde el 40% ya se está en riesgo. En huelga seca el promedio estadístico son una semana o diez días como máximo", indicó Galzerano.
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