De locos: un liberal primero y un peronista cuarto

Hoy el país gobernado por el peronismo de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner tiene 48 precios distintos del dólar estadounidense, de los cuales uno es el aceptado por la mayoría: el que no está regulado por nadie, es decir, sólo por el mercado. Al 8 de junio su precio en plaza era de 480 pesos argentinos. Pero el gobierno realiza gran parte de sus operaciones, para liquidarle a exportadores o importar bienes y servicios, con un dólar que cotiza a 254. Además, la consultora Focus Market anota otros 46 valores distintos de la divisa estadounidenses, que tienen nombres tan inauditos, como la realidad del país: dólar maní o dólar Coldplay, entre otros nombres variopintos.

Si se cuentan los dólares “oficiales” hay 18 precios distintos. El más alto es el denominado turista, que al cambio del 8 de junio era de 508 pesos argentinos (13 pesos uruguayos). Complejo.

En 1895, Argentina tenía el PBI per cápita más alto del mundo, según el célebre economista británico Angus Maddison. Hoy está en el puesto 140 si tiene toma en cuenta la cotización libre del dólar. Es lógico, abraza el maldito privilegio de la inflación más alta de la región (sin contar Venezuela), con números que asustan: seis de cada diez chicos son pobres, sólo el 20% de los hombres mayores (65 años) tienen aportes para jubilarse, hay una red de centros comunitarios para alimentar a 11 millones de argentinos; hace más de 8 años que no crece el empleo formal y los subsidios gubernamentales se transformaron en el brazo estatal para anquilosar la pobreza. En Argentina, una persona con ingresos de 3 mil dólares (cotización libre), es considerada de clase alta (ABC1). Y sólo el 5% de la población llega a esa ubicación. Datos de países pobres.

El peronismo, en sus diversas expresiones, ha gobernado 16 de los últimos 20 años, con los cuatro del centroderechista Mauricio Macri, hoy horadado líder de la principal coalición opositora, Juntos por el Cambio, que atraviesa una implosión análoga a la del país. 

En la última década, el dinero circulante en este país con 47 millones de habitantes, trepó a 37 mil millones de pesos (con depósitos), según datos oficiales del Banco Central (BCRA). Argentina le ha dado a la maquinita de fabricar billetes, como ningún otro país de la región. En una década, la base monetaria más depósitos aumentó la friolera de 3600%. Hete aquí la causa de la inflación anualizada de tres dígitos. 

Y, acaso, sea la razón central del desbande político existente, con una coalición gobernante (Frente de Todos) partida en tres espacios, una alianza opositora en dos, y una inédita tercera corriente con liberales que pretenden dolarizar la economía, y aniquilar el Banco Central.

Hoy la figura más taquillera del país es el economista Javier Milei, un extravagante técnico que vive con cinco perros, es capaz de escuchar ópera durante 12 horas seguidas, se hipnotiza con el cosplay y que, en dos semanas de enero, ya llevaba leídos siete libros. Ah, y sortea su sueldo de diputado.

Milei puede ser el candidato más votado en las elecciones Primarias del 13 de agosto. Así lo indican casi todas las encuestas. Será su segunda elección, y la primera para presidente. Incluso, varios referentes de Juntos por el Cambio han reconocido que este hombre les sacó hasta 10 puntos de diferencia en los sondeos previos. ¿Puede ganar? “Las PASO, sí”, coinciden casi todos los encuestadores.

Las PASO son las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, un mecanismo ideado durante el gobierno kirchnerista, para que los frentes electorales diriman a sus candidatos de cara a la sociedad. Como la oposición llevaría al menos dos personas (Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich), y no está claro qué sucederá en el Frente de Todos, algunos creen que Milei puede ser el más elegido, al no dividir votos con ningún contrincante interno. Su partido se llama La Libertad Avanza. 

La crisis del gobierno es la síntesis de un país quebrado, tan difícil de explicar como de entender. La vicepresidenta Cristina Fernández no se autopercibe gobierno, y cuestiona al gobierno como si fuese la líder de la oposición. Pero tiene ministros que le responden y jamás renunció a su cargo. Es la principal enemiga del presidente Alberto Fernández. Tal es la grieta, que éste último quiere un candidato propio (Daniel Scioli) y la viuda de Néstor Kirchner, otro (Wado de Pedro). Ellos no se hablan. Y ni siquiera se esfuerzan por hacer mímica de administración de la cosa pública. El presidente casi no tiene agenda de trabajo. Y su vice, hace actos cuando tiene ganas de hablar. Allí critica “a su gobierno”. El día a día recae sobre el ministro de Economía, Sergio Massa, que no es economista, y que también quiere ser candidato a presidente. Sí, de locos.

En este contexto, a nadie le sorprendería que Javier Milei, quien dijo que plebiscitará sus proyectos si llega a ser presidente, sea el más votado de las Primarias. Allí podría darse otro hecho inédito para el peronismo, un espacio oscilante creado el 17 de octubre de 1945, el cual amontona dirigentes de derecha, izquierda, centro, liberales y socialistas: que su candidato termine cuarto. 

Hoy las encuestas ubican a los referentes de Juntos por el Cambio, un nutrido mix de radicales, también liberales, y básicamente hombres y mujeres del PRO, para terminar en segundo y tercer lugar, pero como la fuerza más votada. Es la foto de comienzos de junio. Se vota en agosto, y las generales serán el 22 de octubre. 

Hay algunas explicaciones para entender lo inentendible: el sueldo promedio de un maestro en el país no supera los 650 dólares, y los chicos de tercer grado (8 años) les cuesta leer de corrido. O todo se puede resumir en la última invitación del presidente peronista Alberto Fernández: “No me dejen soñando solo, sueñen conmigo, vamos a cambiar el mundo”.