Madrugadora, apenas pasadas las 9:00 de la mañana la senadora Topolansky arribó a la escuela Noruega sobre la calle Miguel Barreiro, en pleno corazón del barrio costero.
“Cuando saqué la credencial vivía por acá, soy fiel al numerito y nunca la cambié. Total para votar una vez cada cinco año no vale la pena”, reflexionó.
Venía de una parada previa en el Cerro –donde Mujica estampó su voto–, liderando una alocada caravana de vehículos de medios periodísticos.
Dijo que prefería votar temprano para “sacarse eso de arriba”. De allí que la gira arrancara cuando el frío calaba los huesos en la chacra de Paso de la Arena, apenas con unos mates encima para templar la sangre.
Luego de un rápido trámite en la mesa electoral –sólo los reporteros gráficos más veloces pudieron captar el momento en que el sobre caía en la urna–, empezó la recorrida por los “cantones” afines a la candidatura de Mujica, para visitar “a los compañeros que están dando una mano”.
La primera parada los llevó al comité de base del MPP en Mercedes y Ejido, donde los militantes presentes hicieron una pausa en la tarea de embolsar listas para charlar con el líder y su esposa.
Junto a la inseparable Manuela –la perrita de la pareja que forma parte del paisaje de campaña del Pepe Mujica–, Lucía rompió el ayuno con una medialuna salada ofrecida por un “compañero”. Manuela prefirió un pan con grasa.
“Come solo comida de hombre, no le gusta la de perro”, informó la dueña.
Mientras la mascota recibía la atención de los presentes y Mujica explicaba cómo fue que perdió una de sus patitas delanteras –“estaban trabajando en la chacra con el tractor y un disco se la cortó”–, Lucía justificaba por qué el can no participaba en los comicios. “Ella no vota porque es sanducera”, bromeó.
Consultada sobre el rol de una “primera dama” en Uruguay, prefirió responder que, en caso que le corresponda, ejercerá “la tarea que la organización política” le dé.
De allí, de nuevo al auto y a otro comité, esta vez de la CAP-L en la calle Yi 1675. En el lugar hizo una pausa para el té, obedeciendo a un cartel que dominaba la pared principal del salón. “Compas: Hay tilo y manzanilla, sedantes naturales. No dan sueño y nos ayudan a no decir cosas que luego no podamos revertir”, rezaba el cartel.
El día, que recién empezaba, auguraba nuevas recorridas por La Teja, el Cerro y el Paso de la Arena, con la pausa para almorzar en “el quincho de Varela”.
Al cierre del día, la espera de los resultados la encontrará junto “al Pepe” en la sede del Frente Amplio. Quizá con festejos.
(Observa)
