Se trata de un estudio estadounidense que halló que los preescolares que se acostaban a dormir a las ocho de la noche disminuían en un 50% el riesgo de ser obesos 10 años más tarde. Esto comparado con aquellos niños que seguían levantados a las nueve de la noche. Así lo publica la revista Journal of Pediatrics.
Su autora principal, la doctora Sarah Anderson de la Universidad de Ohio señala: "Alentar a los niños a ir a dormir temprano es una forma de prevenir el sobrepeso".
El equipo estudió unos 977 niños nacidos en 1991, sin problemas de salud. Los mismos fueron monitoreados anualmente hasta sus 15 años. Se les preguntó a sus madres a qué hora dormían sus hijos cuando tenían 4 años de edad. Aproximadamente la mitad contestó después de las ocho de la noche, pero antes de las nueve. Un cuarto de ellas respondió a las ocho o antes, y el resto después de las nueve de la noche.
Al controlar el peso de los participantes al cumplir los 15 años, se vio que aquellos que se dormían a las ocho de la noche durante la niñez eran los que tenían menos riesgo de ser obesos en la adolescencia. Se observó también que el riesgo iba en aumento cuando los niños se dormían entre las ocho y las nueve de la noche, y más aún cuando lo hacían después de las nueve. Las tasas de obesidad en esos grupos en la adolescencia fueron, respectivamente del 10, 16 y 23%.
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