Sin embargo, el pasado sábado los jueces Freddy Sosa y Hugo De León presenciaron lo contrario a lo que observó todo el país por televisión. Decretaron la victoria de Chris Namús sobre la española Loly Muñoz.
Sinceramente sentí indignación. La misma que sintió la mayor parte de los uruguayos. Bastó con salir a la calle el domingo para escuchar los comentarios.
Señores, queda claro que solo el entorno de Namús cree haber ganado la pelea. Y lo que es peor, hacen subir a un grande como Dogomar Martínez a formar parte de esto. ¡Qué necesidad!
Pero la indignación es doble cuando el silencio oficia de cómplice.
Quedó claro que nadie se detuvo un instante a pensar en el futuro de Namús que en esta situación no es culpable. Para qué. El circo estaba armado y nadie iba a tirar la carpa abajo. Pero pregunto, bajo estas condiciones, ¿quién va a venir a pelear a Uruguay? ¿Cuánto público va a asistir a la próxima pelea?
En momentos como estos uno recuerda una frase del gran Atilio Francois: “Cuántos años de lucha anónima, sin éxitos y sin triunfos que me llevaron a los primeros planos; pero qué gran escuela resulta hacerse corredor perdiendo”.