Walsh y el doctor John Crayton, de Loyola University en Maywood, Estados Unidos, estudiaron 14.000 pacientes entre 1990 y 2002, y seleccionaron 902 casos de mujeres de entre 30 y 60 años.
Tras comparar estos resultados con los de otros grupos de hombres y mujeres sin depresiones y mujeres que sufrieron depresiones no motivadas por un nacimiento, encontraron que las madres con depresión posparto tenían niveles de cobre más elevados.
"Esto causa grandes molestias en sus vidas", dijo Walsh sobre un mal que a menudo le toca a quien menos se lo espera, mujeres ilusionadas con el nacimiento de sus hijos y con parejas y vidas estables.
Investigaciones anteriores ya habían mostrado que, en cantidades elevadas, este mineral puede producir depresión, ansiedad y comportamientos violentos, pero hasta ahora no se había relacionado directamente la vulnerabilidad posparto con el nivel del mineral.
Lo más probable, apuntan los científicos, es que altere el equilibrio entre otras sustancias químicas que se encargan de regular los estados de ánimo.
(EFE)