Hace más de tres años, en Sinergia surgió la idea de abrir el primer coliving del Uruguay, que además sería uno de los primeros en la región. Este modelo de negocios, un tanto desconocido en el país en ese entonces, tiene una forma parecida de operar a la de los coworks, en los que la empresa es experta, y que llegó principalmente a raíz de extranjeros que buscaban en dónde poder vivir sin garantías ni contratos largos.
El primer coliving, Zag, se instauró en Ciudad Vieja hace tres años, y tiene un total de 20 habitaciones. Durante el 2020 y en lo que va el 2021, ha tenido el 100% de ocupación. Fue tal la aceptación por parte del público y del mercado uruguayo, que Zag se expandió a Pocitos, en un local que está ubicado en el exhotel Ermitage, en Juan Benito Blanco 781, detrás de la Plaza Gomensoro y a una cuadra y media de la rambla.
Zag Pocitos se inauguró el primero de julio de este año, cuenta con un total de 90 habitaciones y en un mes ya casi tiene el 50% de ocupación. Desde que un huésped ingresa a Zag ya cuenta con luz, agua, internet, cama doble, escritorio y baño privado
Con un público objetivo que va desde los 20 a los 35 años, este coliving se enfoca en el bienestar tanto de la vida de las personas como laboral, y en el hecho de lograr encontrar un equilibrio entre ambos aspectos. “Apuntamos a personas que estén en un momento productivo de su vida, a hacedores, creadores, emprendedores. Entendemos que podemos tener una propuesta diferenciada para ellos, en donde pueden vivir, trabajar, capacitarse y crecer”, explicó el gerente general de Zag Pocitos, Martín Larre.
Sin embargo, Zag también hospeda a parejas que están probando su primera convivencia, ya que no necesitan garantía, ni trámites, ni tienen un contrato de tiempo largo que les impida irse en caso de no funcionar. También hay varias personas que se separan o se divorcian, o que están en momentos de transición a la espera de mudarse a otra casa.
Para adaptar el edificio a coliving debieron hacer cambios en las habitaciones y en los espacios comunes. Por ejemplo, en cada habitación se agregó una jarra eléctrica para poder calentar agua. Además, tras proyectar la gente que podría llegar a vivir en Zag Pocitos y cuántos podrían estar cocinando a la misma vez, diseñaron un total de cinco cocinas, ubicadas cada dos pisos. En cuanto a espacios comunes, también hay un gimnasio, una sala de cine, parrillero con terraza, una cocina y un comedor para compartir, además de un bicicletero.
“Con el trabajo remoto y la cantidad de gente trabajando desde la casa, creemos que esta opción de coliving logra dar un espacio privado y a la vez un lugar adaptado para las necesidades del home office. Si vivieras en un monoambiente tendrías que alquilar un lugar para trabajar, acá no. Creamos un lugar en el que podes vivir, pero también podés ser productivo en tus vida laboral”, comentó Larre.
En ese sentido, Zag Pocitos apostó de manera fuerte a los espacios de cowork, ya que muchos colivers van a vivir y trabajar en el lugar a la vez. Se crearon cabinas para que los coworkers puedan tener conversaciones privadas, una terraza para poder tomar aire y espacios para poder ser productivo.
Si bien en Zag Ciudad Vieja ofrecían actividades como cenas y catas de café o de vino, en este nuevo coliving apuntan a sumar cursos y capacitaciones profesionales de la mano de Campus, el área de educación de Sinergia. Además, vivir en Zag te vuelve parte de la Comunidad Sinergia. Los huéspedes pueden utilizar espacios para trabajar en Design sin cargo, o unirse a los mencionados cursos en Campus, o ir a las instalaciones deportivas de Sinergia Life, además de obtener descuentos en varios establecimientos de la ciudad, entre ellos Senda, un mercado de comida orgánica.
Uno de los conceptos que identifica a Sinergia es la renovación y la reutilización de espacios. “Entendemos que el reconvertir propiedades es la manera más sustentable para ayudar al planeta, y así poder seguir desarrollando proyectos sin tener que derrumbar y construir, y contaminando lo menos posible. Creemos que el camino es reutilizar y darle otro uso a algo que quedó fuera de tiempo, que es un camino win-win para todos”, aseguró Larre.
El primer coliving –Zag Ciudad Vieja– está en un edificio que es patrimonio, y desde Sinergia debieron hacer una inversión “importante” para renovarlo.
En el caso de Zag Pocitos, decidieron darle color a la propiedad a través del arte. “Varios artistas crearon un espacio muy especial. Los espacios comunes tienen mucho color y llaman mucho la atención, es algo super especial”, agregó Larre, que también explicó que siguiendo con la reutilización, la mayoría de los muebles que hay en la propiedad pertenecían al exhotel, aunque fueron intervenidos artísticamente.
Antes de la pandemia, desde Sinergia se planteó a varios dueños de hoteles la posibilidad y las ventajas de transformar su empresa en un coliving, pero les costaba asimilar este nuevo modelo de negocio. Cuando el virus llegó al país fueron los dueños de los hoteles quienes, debido a la baja demanda por no haber turistas, buscaron a Sinergia para ver cómo transformarse en coliving. La situación le dio a la empresa la posibilidad de expandirse, y no descartan armar un plan para llegar a otros departamentos del país.
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