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El derecho a reparar

El derecho de los usuarios a reparar o pagar a otros para arreglar sus dispositivos está en peligro
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29 de julio de 2017 a las 05:00
Tradicionalmente, cuando un auto se descompone, la solución es arreglarlo. Manuales, mecánicos conocedores y tiendas de repuestos hacen que las reparaciones de vehículos sean comunes y rápidas.

Pero cuando una computadora o un smartphone se rompe, es mucho más común tirarlos a la basura. Así, los pequeños aparatos electrónicos pueden sumar cantidades masivas de desechos: entre 20 y 50 millones de toneladas cada año, en todo el mundo. Algunos de estos residuos son reciclados, pero la mayoría, incluyendo componentes como el plomo y el mercurio, terminan en los vertederos.

Un equipo más grande también puede ser difícil de reparar. Los agricultores a menudo no pueden arreglar las computadoras que manejan sus tractores, porque los fabricantes afirman que los otros, en realidad, no son los dueños. Las compañías sostienen que el software especializado que maneja tractores y otras máquinas está protegido por derechos de autor y patentes y permitir que los agricultores accedan al sistema dañaría los derechos de propiedad intelectual de las compañías.

Un dilema corporativo

Al menos ocho estados –Nebraska, Kansas, Wyoming, Illinois, Massachusetts, Minnesota, Nueva York y Tennessee– están considerando leyes que obligarían a las empresas a dejar que los clientes arreglen sus productos electrónicos rotos. Las propuestas piden que los fabricantes vendan partes, publiquen manuales de reparación y hagan disponibles herramientas de diagnóstico, tales como dispositivos de escaneo que identifican fuentes de mal funcionamiento.

Visto de una forma, estas regulaciones ponen a las empresas manufactureras en un punto difícil. Los fabricantes pueden ganar mucho dinero vendiendo piezas y servicios autorizados. Sin embargo, para mantenerse competitivos, deben innovar constantemente y desarrollar nuevos productos.

Para mantener los costos bajos, no pueden seguir fabricando y almacenando piezas para dispositivos viejos. Esto lleva a lo que se llama "obsolescencia planificada", el principio de que una empresa diseña sus artículos para tener vidas útiles relativamente cortas, lo que terminará aproximadamente en el momento en que salga una nueva versión del producto.

Sin embargo, las empresas pueden adoptar un enfoque diferente: diseñar y construir productos que pueden ser renovados y reparados para su reutilización, a la vez que fomentan la lealtad del cliente y la conciencia de marca.

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Lo que quiere el consumidor

Aun cuando las máquinas y los dispositivos se han vuelto menos mecánicos y más electrónicos, los clientes todavía esperan ser capaces de reparar y continuar usando sus aparatos.

La mayoría de los dispositivos electrónicos dejan de funcionar debido a accidentes simples, como una caída o derramar agua sobre él. El problema más común es una pantalla rota. Hay otras cuestiones también que se relacionan con las baterías o placas de circuito que dejan de funcionar.

Los usuarios no técnicos suelen querer pagar a alguien para limpiar sus dispositivos y reemplazar piezas como pantallas dañadas y baterías viejas. Si los fabricantes proporcionan acceso a las piezas de repuesto, los elementos más dañados podrían ser reparados, ampliando su utilidad. Apple podría aprovechar una oportunidad en este sentido: acaba de comenzar a montar modelos de iPhone antiguos en la India, lo que significa que todavía está haciendo piezas que otros podrían utilizar para arreglar los dispositivos "antiguos".

Los fabricantes deben tomar medidas para promover el derecho de los clientes a reparar sus dispositivos rotos, lo que además ayudaría a reducir los desechos electrónicos.

Pero si no lo hacen, las leyes y reglamentos también pueden ayudar. En Francia, por ejemplo, una ley de 2015 exige a los fabricantes que digan a los clientes –antes de comprar un artículo– durante cuánto tiempo las piezas de reparación estarán disponibles.

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Los vendedores independientes comenzaron a crear mercados online donde la gente puede comprar y vender gadgets usados y reparados. Empresas como iFixit y Repair Cafe están generando redes de personas que comparten información sobre la reparación.

Mientras tanto, la impresión tridimensional hace más fácil y más barato producir piezas de repuesto para dispositivos antiguos. Sin embargo, las empresas no deben temer que las personas comiencen a fabricar sus propios dispositivos. Aunque durante algunos años ha sido posible imprimir en 3D y montar computadoras enteras, los resultados no son buenos.

Los usuarios son mucho más propensos a comprar dispositivos de fabricación corporativa. Claro que también quieren ser capaces de repararlos cuando se rompen.

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