En la tarde del viernes pasado, fuera del edificio ubicado en el barrio neoyorkino de East Village, donde se encuentran las oficinas del Village Voice, un empleado estaba sentado, con la mirada perdida, desconsolado, como si no pudiera creer la noticia recibida horas antes. Después de una vida ilustre de siete décadas, el semanario anunció que dejará de publicarse. Una institución del periodismo estadounidense tiraba la toalla tras sucumbir ante una serie de factores adversos que los editores, sobre todo su propietario, no supieron cómo superar.
En Washington, Donald Trump disfrutaba la noticia, pues el Village Voice, que durante su existencia fue faro y referente del periodismo de investigación y de opinión, había sido uno de los grandes opositores del actual mandatario. Días atrás Trump recibió en su oficina a Gianni Infantino, presidente de FIFA, quien le regaló una tarjeta roja. Trump la miró, y se la mostró a los periodistas que lo rodeaban. Todos estaban expulsados. De la historia grande del periodismo ha sido expulsada una de las publicaciones que hizo época y que resume lo mejor que puede hacer el ‘cuarto poder’ en una sociedad democrática y libre.
El New York Times tituló al día siguiente: “The Village Voice, a New York Icon, Closes” (El Village Voice, icono de Nueva York, cierra). La revista Fortune por su parte destacó: “‘The Village Voice’ Ends Publication, Marking an End of an Era for New York (El Village Voice deja de publicarse, marcando el fin de una era para Nueva York). En la columna de la edición del fin de semana, con más tiempo y espacio, voy a analizar las razones para intentar entender el cierre definitivo del venerable semanario, el cual en sus años dorados representó al periodismo escrito en su excelencia.
En un momento de la película Citizen Kane, dice el personaje principal, magnate del periodismo: “Tienes razón, perdí un millón de dólares el año pasado. Calculó perder un millón de dólares el próximo año. Usted sabe señor Thatcher, a razón de un millón de dólares al año, tendré que cerrar este lugar en... 60 años”. El Village Voice se publicó durante 63 años y en la mayoría de ese tiempo dejó muy buenas ganancias. La inoperancia de quienes estuvieron al mando en los últimos tiempos adelantó el inesperado y triste final, que llegó en forma de eutanasia.
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