El problema ya no es Gargano

Al principio, después de que Walter Gargano sufriera la rotura de ligamentos, el bajón futbolístico de Peñarol se asoció a esa desgracia. El volante era el futbolista más regular del equipo, el que ponía el ritmo en la mitad de la cancha con quite y organización. Después de la salida de Gargano Peñarol le ganó con cierta dificultad a Atenas, empató con Danubio y perdió ante Torque, tal vez el resultado más inesperado del Torneo Apertura.

Pero por más que sea un futbolista importante dentro del equipo, es uno entre 23 o 24 que integran el plantel, y la mayoría fueron campeones uruguayos hace cinco meses. En ese momento y en el inicio de la actual temporada, cuando Peñarol ganó los dos clásicos de enero, tenía el mejor plantel del fútbol uruguayo según Leonardo Ramos.

Entonces, ¿cómo puede ser que la baja de un jugador sea tan determinante en el rendimiento del equipo? El aurinegro ha tenido un bajón repentino en las últimas semanas y cada partido las dudas se incrementan. ¿Fallan los jugadores o falla el entrenador?

El sábado durante el primer tiempo contra Progreso la defensa hizo agua por todos lados. Falló el doble 5 integrado por Marcel Novick y Franco Martínez, y esto repercutió en la línea de cuatro final, especialmente en el costado derecho. Más allá de que Progreso jugó un partidazo, que tiene jugadores realmente interesantes de mitad de cancha hacia arriba y que ya demostró que tiene un gran nivel futbolístico, sus delanteros encontraron facilidades en una zona defensiva estática. Y adelante, Maxi Rodríguez no justifica la titularidad.
El DT tiene trabajo extra porque se vienen días difíciles.