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El tifón digital

El “tifón digital” que se aproxima sobre los medios y la vida cotidiana de muchas personas, probablemente no tenga comparación con cambios experimentados en las últimas décadas
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16 de noviembre de 2013 a las 19:32

Se ha popularizado rápidamente el libro del profesor chileno Eduardo Arriagada titulado Tsunami digital. Disponible únicamente en versión digital (como corresponde a su título y a su argumento), el libro lanza una provocadora mirada a los cambios que la tecnología está produciendo no solo en los medios de comunicación tradicionales (prensa, radio, televisión, televisión por abonados, etc.) sino también en los hábitos de la gente y en su forma de informarse, entretenerse y comunicarse. En ese aspecto, el auge de las redes sociales en los últimos cinco años ha sido fenomenal en términos de audiencia y también en términos de negocio y ya dos empresas (Facebook y Twitter) cotizan exitosamente en la Bolsa de Valores de Nueva York. Facebook incluso logró sobreponerse a un debut desastroso y ya supera los valores originales de precio por acción. La acción de Twitter anda volando por las nubes.

Pero dejemos que las acciones coticen en bolsa y den cuenta allí de su volatilidad. Lo que no es volátil en absoluto es el cambio que está sobre nosotros y el que se está viniendo. Aprovechando la terminología meteorológica de Arriagada, que recordaba el tsunami que afectó a Japón hace dos años, me permito usar el término tifón, que azotó a las Filipinas hace una semana y cuyos devastadores efectos aún no han sido calibrados y medidos en su totalidad, para describir lo que se viene. El tifón ya es uno de los mayores desde que se llevan registros en Filipinas. El “tifón digital”, que se aproxima sobre los medios y la vida cotidiana de muchas personas, probablemente no tenga comparación con cambios experimentados en las últimas décadas. Pero, a diferencia del tifón tropical, las consecuencias del tifón digital no serán catastróficas. Bien aprovechado dará oportunidades a mucha gente para aprender, para entretenerse, para comunicarse, para informarse. El acceso a la educación y a la información estarán al alcance de todo el mundo y las barreras de entrada a nuevos negocios y tecnología serán más bajas y, por lo tanto, más asequibles a muchas personas que no pensaban poder desarrollar un negocio. Lo que se necesitará es capacidad de innovación, capacidad de cambiar los paradigmas culturales con que nos manejamos en la actualidad, ya sea para trabajar como para consumir, y capacidad de trabajo para aprovechar esas oportunidades. Para dar cuenta de algunas cosas que se nos aproximan con la velocidad y fuerza de un tifón cito algunos de los temas que se trataron en un reciente congreso sobre El Futuro de lo Digital que tuvo lugar la semana pasada en Nueva York. “Adelante: comparta sus contenidos o cómo las marcas pueden convertirse en medios y distribuir contenido”. “El email es el producto social y móvil más avanzado”. “Cómo entregar un contenido relevante para atraer dinero y compromiso en los móviles”. “Emprendedores: cómo iniciar su compañía digital para obtener éxito”. “Redes sociales y la TV van juntas como mantequilla de maní y jalea. ¿Qué significa esto para la televisión?”. “Los hombres de entre 18 a 34 años son un estrato demográfico preciado para los anunciantes y la TV era el lugar para encontrarlos. Ya no más”. “Sea personal: la búsqueda individual es la nueva campaña”. “Reimaginando la TV: la TV es ahora mismo solo una pantalla alimentada por dispositivos inteligentes. ¿Cómo ello alterará nuestros hábitos de visualización?”. “La batalla es por la atención del consumidor”.

Es un pequeño botón de muestra del tifón digital que se viene. Y es importante estar alerta y con la mente abierta a nuevas experiencias y paradigmas, es importante no aferrarse a “las cosas se hacían así”, porque aquellos negocios –con sus dueños, sus empleados y sus productos– que no se adapten serán barridos de la misma forma que hemos visto caer casas y edificios en Filipinas. Y, por supuesto, que los medios de comunicación estamos en la primera línea donde caerá el tifón y también somos aquellos que tenemos la mayor oportunidad de aprovechar sus enormes ventajas.

Pero eso depende de nuestra capacidad de cambiar rápidamente lo viejo por lo nuevo, manteniendo lo esencial. De nuestra capacidad de no aferrarnos a un pasado que ya fue, sino de subirnos a un futuro que viene inexorable.

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