Los partidos se ganan con goles y eso es tan viejo como el fútbol. En ese sentido,
Peñarol tiene un punto muy alto en su ofensiva con el rendimiento que ha demostrado últimamente
Gabriel Fernández.
El Toro volvió a resultar fundamental para el andamiaje del equipo de Diego López.
Jugó un gran primer tiempo aunque se lo vio demasiado solo contra los rivales de
Boston River.
Sin embargo, casi siempre supo ganarle la espalda a Carlos Valdez, desde que comenzó el encuentro.
Claro que la falta de gol que mostró el equipo en la primera parte, lo emparejó con el resto de sus compañeros, pero para abajo.
En el complemento mostró cómo se debe parar un centrodelantero.
Se ubicó notablemente en la jugada del primer gol para recibir absolutamente solo tras una gran jugada previa entre Agustín Canobbio y Lucas Viatri.
En el segundo tanto, volvió a ser determinante. Es que Valdez le cometió un penal insólito pegándole en la cara con la mano y allí, el Cebolla Rodríguez no perdonó a Gonzalo Falcón para el 2-1.
El Toro Fernández volvió a ser figura y determinante. Cada vez juega más y Peñarol lo disfruta.
Lleva seis goles en cuatro partidos y es el máximo goleador del Torneo Clausura. No jugó ante River Plate (fue suplente en la segunda fecha) y Peñarol no jugó su partido ante El Tanque Sisley que no se presentó a disputar la temporada.
En el Apertura hizo dos y en el Intermedio uno. En el Clausura, explotó a puro gol.