Es la cuarta desde que Meghan Markle se unió a la familia real y la tercera en cinco meses. A la todavía reciente integrante de la realeza británica parecen durarle pocos los equipos (o al menos eso exhiben los medios de su país); quien esta vez decidió marcharse del palacio de Kensington fue Amy Pickerill, ayudante y parte del equipo interno de comunicación del palacio, a donde había llegado en 2016. Se estimaba que la mujer de 33 años, que tenía una relación estrecha con la duquesa, ascendiera al cargo de secretaria personal.
Según la prensa británica, la partida de Pickerill obedece a que la mujer partirá inminentemente al extranjero, y se asegura que la partida se dio de forma amistosa y en buenos términos. Justamente, la mujer no se marchará hasta después del nacimiento del hijo de los duques de Sussex. "Accedió a quedarse para ayudar con el nacimiento del bebé y para organizar el equipo de la nueva casa, pero luego se mudará", aseguró una fuente de Kensington al Daily Mail.
Pickerill es la última de una lista de partidas que lleva ya cuatro personas. El primero fue Edward Lane Fox, una figura clave que ayudó a mitigar la reputación del príncipe Harry durante sus excesivas fiestas en Las Vegas y el resto de sus escándalos juveniles. Fox estuvo detrás suyo durante cinco años, y decidió marcharse una vez concretada la boda real.
La segunda fue Samantha Cohen, el pasado diciembre. Cohen fue la secretaria privada de la reina Isabel durante 17 años y había aceptado el encargo de la monarca de ayudar a la nueva integrante de la familia a adaptarse a su nueva vida en la realeza. Sin embargo, decidió marcharse.
La última antes de Pickerill fue la asistente Melissa Touabti, que había llegado a Kensington luego de trabajar para el cantante Robbie Williams. Tras la gira por Oceanía de Harry y Meghan, dimitió. Según los medios ingleses, Touabti fue clave para solucionar la crisis con la familia de Meghan previo a la boda real. Varias fuentes apuntan a que esta última fue una "víctima" del carácter fuerte de Meghan.
"Al final fue demasiado duro. Aguantó demasiadas cosas. Meghan le exigía demasiado y aquello acabó en lágrimas", publicó el Daily Mail. "Era una profesional que hizo un trabajo increíble, pero las cosas terminaron mal y lo mejor para todos era que ellas se separaran".
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