La Policía Federal Argentina (PFA) realizó siete allanamientos en la Ciudad de Buenos Aires —dos en casas del barrio Puerto Madero y los cinco restantes en varios hoteles— para desmantelar una organización que “facilitaba trámites para obtener documentos argentinos” para varias rusas embarazadas.
El Observador accedió a algunos de los videos que muestran cómo los efectivos policiales iban a los distintos lugares e ingresaban a los hogares; en uno de ellos debieron usar el ariete para abrir la puerta del apartamento.
“No sé quiénes son ustedes”, se escucha decir a una voz femenina desde dentro de uno de los lugares allanados, cuando el oficial la interrumpió: “De Policía, señora. ¿Me abre? Porque sino le rompemos la puerta”, aseguró. Ante el silencio de la mujer, abrieron la puerta con dos golpazos e ingresaron. Mirá el video acá:
En otro video se puede observar cómo le solicitan a una pareja los documentos en lo que parece ser el lobby de un hotel.
Finalmente, se ve a los policías en otro hotel conversando con una mujer, y ella les responde en otro idioma, aparentemente inglés.
La Dirección Nacional de Migraciones del país vecino recientemente encontró que en 2022 más de 10.500 mujeres de nacionalidad rusa que estaban embarazadas fueron a Argentina con el único propósito de dar a luz en ese país.
Los investigadores “lograron identificar la primera línea” de esa “organización delictiva” en las viviendas de Puerto Madero. Allí “residían los cabecillas”, informaron las autoridades en un comunicado. No obstante, cuando los efectivos acudieron ellos no estaban, pero sí se incautaron notebooks, tablets, USB, celulares, documentos personales y migratorios, certificados policiales, y dinero en dólares, euros y peso argentino.
Dos días después de esos allanamientos se dirigieron a los hoteles Sheraton, Regente Palace, NH Collection, Aires Express y Esplendor. En esta instancia fueron acompañados por personal de la Dirección Nacional de Migraciones, para determinar si los ciudadanos rusos que declararon haber ingresado al país se encontraban en el domicilio que habían proporcionado.
Según pudieron investigar los policías, los cabecillas lucraban con “familias rusas de alto poder adquisitivo, quienes para ingresar al país pagaban desde US$ 20.000 a 35.000”.
Se les designaba un hospital a esas familias para el nacimiento de sus hijos, por lo que esos bebés se convertían en ciudadanos de ese país. Así, gestionaban “trámites de radicación y ciudadanía argentina en tiempo récord” utilizando documentos apócrifos, de acuerdo con las autoridades policiales.
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