El acto de sentarse a comer entraña la ingestión de más de 100 partículas de plástico. Así, una persona promedio ingiere hasta 68.415 fibras plásticas potencialmente peligrosas. Esa es la conclusión de un estudio de la Universidad de Heriot-Watt, por el que científicos colocaron placas de Petri que contenían trampas de polvo pegajoso sobre la mesa junto a los platos en tres casas a la hora de comer.
¿Y de dónde vienen estas partículas? Principalmente, de muebles y telas, mezcladas con polvo doméstico, se asegura en un comunicado.
Los investigadores se propusieron originalmente comparar las fibras plásticas encontradas en mejillones con la cantidad en una comida casera promedio. Encontraron menos de dos microplásticos en cada mejillón, lo que podría estar relacionado con el entorno marino. En total, la persona promedio puede consumir 100 partículas de plástico al año por comer mariscos; pero consumirá 68.415 fibras plásticas por el polvo doméstico.
Julian Kirby, de Friends of the Earth, agregó: "Las microfibras plásticas encontradas en el polvo de nuestras casas y el aire que respiramos pueden provenir de llantas de automóviles, alfombras y muebles blandos, así como de ropa". Y agregó: "Estos arrojan con regularidad pequeñas partículas de plástico al medio ambiente".
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