El pasado 16 de abril se celebró el Día Mundial contra la Esclavitud Infantil en honor a la memoria del niño pakistaní Iqbal Masih, que empezó a trabajar a los cuatro años de edad y fue asesinado el 16 de abril de 1995, con 12 años de edad.
Según informó El País de Madrid, el Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) determinó como víctimas de explotación infantil a todos aquellos menores que son sometidos al matrimonio, a los que se los utiliza como jinetes de camellos, a los niños soldados, esclavos sexuales y los que trabajan en condiciones duras y peligrosas (sector rural, industria, servicio doméstico, servicios y trabajo en la calle).
A su vez, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indicó que hoy en día, 168 millones de niños son víctimas de trabajo infantil en el mundo, de los cuales 85 millones sufren las peores formas de trabajo.
El País también citó datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), donde se muestra que en 2013 la población infantil ocupaba la tercera parte de las víctimas de trata de personas en el mundo. El 20% son niñas y el 8% varones. Esta cifra preocupante aumentó notoriamente desde el 2004 a 2013 pasando de un 13% a un 20%.
El 60% de los niños que sufren explotación corresponden a regiones como África subsahariana y América Central y el Caribe. Las mujeres son más propensas a los matrimonios forzados y a la esclavitud sexual, mientras los varones suelen estar en sectores de trabajo forzoso, por ejemplo, el sector de la agricultura.
Amparo Medina, responsable para temas a nivel global de la ONG Save the Children, opinó que la explotación infantil es "una realidad poco visibilizada; pero el no saber no puede venir motivado por él prefiero no saber, por lo que es indispensable que las políticas públicas incluyan campañas dirigidas a sensibilizar en este sentido".
Asimismo, se explicó que para disminuir este problema es fundamental la educación. Joaquín Nieto, director de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo para España (OIT), afirmó a El País que "el desarrollo de políticas de acceso a la educación es una de las mejores forma de combatir el trabajo infantil, porque donde hay un maestro es porque existe una escuela a la que deben asistir los niños y las niñas de ese entorno". De tal forma, se podría controlar más y evitar situaciones de explotación infantil.
Por otra parte, Nieto dijo que es fundamental no solo preocuparse por combatir la esclavitud infantil en los países que se ve de manera visible y clara, sino que hay que provocar un cambio desde todas las sociedad en la educación de los hijos.
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