La antigua central nuclear de Fukushima se está convirtiendo en un cementerio robótico debido a las fallas que experimentan las sondas que operan en los interiores de la planta.
En la zona se han detectado niveles de radiación que llegan a los 530 sieverts por hora (unidad que refleja la cantidad de radiación ionizante absorbida por la materia viva). El ser humano muere tras la exposición a unos 10 sieverts. Los robots, fabricados por la Corporación Toshiba especialmente para trabajar en condiciones de alta radioactividad, sufren repetidos fallos que entorpecen las tareas.
Un robot parecido a un escorpión fue enviado al reactor 2 en febrero, pero no pudo alcanzar su destino. Estuvo expuesto a más de cinco veces su límite de radiación previsto en dos horas. Aunque logró obtener lecturas de temperatura y niveles de radiación, no pudo capturar imágenes. Misma suerte corrieron otros dos robots. El problema reside en que los robots fueron diseñados para soportar niveles de hasta 73 sieverts por hora.El proyecto de limpieza de la planta nuclear está valorado en 35.000 millones de dólares y se cree que tomará entre 30 y 40 años completarlo.
Los reactores 1, 2 y 3 fueron los más dañados y causaron una enorme emisión de sustancias radioactivas a la naturaleza después de que un gigantesco tsunami pusiera en peligro la central.
Todavía no se ha localizado el combustible que supuestamente se fundió en esas tres unidades, de las seis que tiene la central.
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