Roberto García Moritán

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García Moritán: Bustillo se fue aquella noche junto al directivo de Riovia

El ex diplomático argentino que participó en la cena donde se habría ofrecido una coima, da una versión diferente a la del uruguayo
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07 de agosto de 2012 a las 10:28

Roberto García Moritán es un diplomático argentino, ex presidente de la Comisión Administradora del Río de la Plata quien, según la versión del diplomático uruguayo Francisco Bustillo, estaba presente en el Jockey Club de Buenos Aires cuando Sergio Cetera, ejecutivo de la empresa Riovia, le ofreció un millón de dólares para que jugara a favor de la firma holandesa en las gestiones para el dragado del canal.

La empresa ya ha desmentido esa reunión en medios argentino y ahora es García Moritán quien a través de una nota que publica el diario Clarín niega el hecho y agrega que en esa reunión Bustillo no se levantó y se fue, como cuenta el uruguayo, sino que se retiró del lugar a pie y junto al representante de Riovia.

Clarín reseña que García Moritán fue vicecanciller y es embajador y presidente de la conferencia de la ONU sobre armas. "Es uno de los embajadores de carrera que sobreviven en la Cancillería, dominada por la creciente influencia política de La Cámpora" y que "si bien le abrieron sumarios admnistrativos en su contra, éstos nunca prosperaron".

A continuación la nota de García Moritán que hoy divulga Clarín:

"Desde hace meses una calumnia me tiene en los diarios de manera insistente a pesar de no haber cometido acción incorrecta alguna. Un episodio indignante por ser absolutamente falso.

Un primer artículo publicado en un diario del Uruguay menciona una supuesta gestión indecorosa de mi parte relativa a la obras de dragado del Canal Martin García que nunca existió, como lo reconoció expresamente un comunicado de la Cancillería uruguaya del 11 de mayo pasado (comunicado número 20) y el propio canciller del Uruguay, Luis Almagro, en una sesión formal del Congreso uruguayo. El embajador Francisco Bustillo, en esa misma sesión ante el Congreso uruguayo, menciona una conversación conmigo que –a su juicio–, de haber continuado podría haber desembocado en un soborno. Una conclusión temeraria como absurda que contradice lo que el propio Bustillo había señalado hasta ese momento en el comunicado formal de la Cancillería uruguaya.

Vale aclarar que ese encuentro existió en el año 2010 y que Francisco Bustillo no se retira de manera abrupta –como dijo–, sino que lo hizo junto con el representante de la empresa involucrada y caminando por la Avenida Alvear.

De haber sido cierto el supuesto hecho que le habría producido tal indignación, no resulta comprensible por qué Bustillo se siguió reuniendo con la empresa involucrada de manera constante, al igual que lo hicieron sus autoridades nacionales. Tampoco resulta entendible por qué –ejerciendo la presidencia de la Comisión Administradora del Rio de la Plata–, Bustillo haya admitido la continuación del contrato de dragado por parte de la empresa, si era cierto el proceder que le adjudica.

Es que de haber existido el supuesto soborno, lo lógico y elemental hubiera sido que no quiera tener relación alguna con la empresa involucrada. Ello descontado que de haber existido el episodio, lo que debió haber hecho Bustillo era efectuar la denuncia correspondiente ante la Justicia en tiempo oportuno.

De haber sido cierto el hecho alegado, yo no hubiera sido invitado como huésped al poco tiempo, de manera expresa, por el Gobierno uruguayo a Montevideo a una reunión temática especial sobre una negociación multilateral, oportunidad en la cual me reuní con el propio canciller Luis Almagro. De haber sospechado algún episodio incorrecto, tampoco es comprensible que el canciller Almagro haya efectuado reiteradas ponderaciones públicas sobre mis antecedentes profesionales.

¿Cómo se explican tantas lamentables y dolorosas contradicciones? Solo lo puedo entender sobre la base de suposiciones personales, por las condiciones en que Francisco Bustillo partió de Buenos Aires al dejar el cargo de Embajador y en la necesidad eventual de tener que justificar su proceder ante sus propias autoridades.

Informaciones adicionales que he podido recoger me permiten presumir además otras intenciones de competencia entre empresas dragadoras como las que pone de manifiesto una editorial del diario La Nación.

Justamente, otra empresa dragadora interesada en las obras del Canal Martin García, habría sido, según versiones uruguayas, la que habría originado la falsedad sobre el tenor de la conversación con Bustillo. Posiblemente se traten de presunciones equivocadas e infundadas que destaco movido por los impulsos a partir de las lamentables circunstancias públicas por las que a travieso.

Lo único que puedo afirmar es que no he cometido acto incorrecto alguno y que jamás efectué una propuesta deshonesta al embajador Bustillo. Ese nunca ha sido mi proceder diplomático profesional.

Espero que Francisco Bustillo y otras autoridades uruguayas que se han hecho eco de la cuestión respondan ante la Justicia, ya que el daño moral que me han efectuado supera lo imaginable".

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