Imaginar para crear

Diez de la mañana. Los rayos del sol jugaban con la sombra de los árboles. Venía pensando en esas ideas que mueven el mundo, que hacen latir a la ciudad y que la revitalizan.
Entré al local de Bonda, ubicado en Pablo de María esquina Charrúa, y lo primero que me llamó la atención fue la forma en la que se estructura el lugar. Por un lado están los modelos de zapatos ya confeccionados y por el otro más de 90 cueros de diversos colores y texturas. La idea: que cada uno elija un modelo y lo diseñe de acuerdo a sus preferencias.

El proyecto es llevado adelante por Laura Bondarenko, quien tiene hace 20 años la fábrica que funciona detrás del atelier, y por Florencia Ferrari, comunicadora y emprendedora. "Un día pasé por la puerta de la fábrica y decidí entrar. Siempre me interesaron los temas vinculados a la moda, pero nunca había tenido las herramientas ni el puntapié inicial para decir: lanzo algo. Comenzamos a charlar con Laura y me contó que también había soñado con emprender, con empezar un proyecto que reflejase su experiencia en el rubro del calzado. Un poco inspiradas en el concepto del atelier y en pilares de la moda actual, como participar del proceso de creación de la prenda, conocer a la persona que fabrica el producto y diferenciarse de otro consumidor, fue que nació Bonda", cuenta Florencia.

"La industria del calzado, como muchas otras, pasa por subidas y bajadas, y más en un país en el que la importación es grande y la fabricación 100% nacional tiene muchas barreras. En ese momento la fábrica—reconocida nacionalmente por su excelente calidad— estaba pasando momentos difíciles y advertimos que podía ser una buena idea instalar un atelier en el mismo lugar en el que funcionaba el taller. Y ahí empezamos con la fórmula modelos + cueros = Bonda".

Laura y su esposo, Luis Gamarra, tenían el know how de cómo fabricar los zapatos, y Florencia se enfocó en la comunicación, en el branding, en la creación de una identidad de marca. Luego de dos meses intensos de trabajo y de la elaboración de un plan de negocio abrieron el atelier, a fines del mes de junio. "Estábamos día y noche pensando en el proyecto, y con mucho esfuerzo y muy pocos recursos transformamos un lugar gris en el local de Bonda", cuentan orgullosas.

Charol, nobuk, gamuza, lisos, texturados. Son más de 90 los cueros que están disponibles en Bonda y eso lo convierte en un sitio perfecto para crear un calzado que se ajuste al estilo de cada uno. "Lo primero que les digo a los clientes es que nada es lo que parece. Algunas veces sucede que uno se condiciona porque ya ve confeccionado el modelo, pero la idea es animarse y crear. También asesoramos y esa es la parte que nos encanta". Son la primera empresa que apuesta a la personalización del calzado en Uruguay y uno de sus objetivos está, justamente, en transmitir este concepto tan conocido en otras partes el mundo. "Me acuerdo que cuando hablaba de customizar me decían que la gente no iba a entender el concepto, pero hemos tenido una muy buena respuesta. Para nosotras es una parte fundamental de la confección del calzado", explica Florencia.

Lo que se viene

"¿Qué vínculo tenemos con los zapatos?", se preguntan. "Es el que aguanta nuestro peso, nuestro día a día. Con ellos compartimos los éxitos y los fracasos. Es un vínculo muy fuerte y es importante saber quién lo hizo y cómo. Y por eso tener la posibilidad de elegir su diseño sin gastar una fortuna, para nosotras es el súmmum".

Aunque el uruguayo es clásico, cada vez más se anima a usar colores y texturas innovadoras. "Se trata de un cambio cultural, que lleva un proceso", subrayan. Actualmente son 17 los modelos que propone el atelier (dos para hombres) y seguramente en la colección de verano, que se presentará en pocas semanas, habrá 10 opciones más. "En esta primavera-verano seguirán siendo tendencia los suecos clásicos, las plataformas y también el zapato más chato, se usará una mezcla de sandalia-champión. Además vienen los tonos rosas, y las mezclas de este color con blanco y peltre. Las alpargatas serán otro must. Laura y Luis fueron quienes las implementaron hace 40 años en Uruguay, y como serán tendencia este verano decidimos incluirlas en la nueva colección", cuenta Florencia.

Ambas emprendedoras tienen la idea de en un futuro poder trabajar online, con el objetivo de traspasar fronteras. "Nos encantaría que las personas pudiesen diseñar el zapato por internet, encargarlo y luego recibirlo en su casa. Eso posibilitaría la expansión del emprendimiento y abriría la puerta a la exportación".

El local está abierto al público de lunes a viernes de 17 a 21 horas, y los sábados de 11 a 19 horas. "Las personas vienen, se sientan en el sillón, se relajan, ven cómo funciona la fábrica, se interiorizan del proceso y finalmente diseñan su Bonda".