Por Sofi Muñoz*
Este fin de semana tuve el placer de ir a Buenos Aires a la conocida Feria Masticar que, a diferencia de ediciones anteriores, ofreció más clases de cocina, talleres de oficio y propuestas gastronómicas y de entretenimiento. Su objetivo es valorar la culinaria argentina y ayudar al público a tomar conciencia de las ventajas de los productos frescos y de estación. Los productores, carniceros, queseros y los visitantes se juntan en este predio de la calle Dorrego bajo el lema: "comer rico hace bien".
La Asociación de cocineros y empresarios ligados a la gastronomía argentina (ACELGA) son los organizadores y creadores del evento que hacen hincapié en la responsabilidad ambiental. Además, ayudan a los proveedores a acortar y superar las distancias geográficas, la falta de infraestructura y la escasa difusión de sus productos.
Dentro de las actividades de la feria hubo, por un lado, una plaza dedicada a niños de entre 2 y 12 años donde hubo clases de cocina, talleres de huerta, chefs leyendo cuentos y un espectáculo de títeres. Por otro lado, cocineros reconocidos, bartenders y pasteleros brindaron clases en un gran escenario. Entre ellos estuvo el chef peruano Gastón Acurio, que fue un invitado extranjero de la edición, con el cual cocinamos unas papas a la huancaína y nos contó sus tips a la hora de ponerse a trabajar. A su vez hubo cocineros locales como Narda Lepes, Palema Villar, Pablo Massey, Maru Botana, Donato De Santis, Jessica Lekerman, Osvaldo gross, German Martitegui, entre otros .
El mercado reúne 104 productores muy reconocidos de todo el país y, para los que nos gusta cocinar, es una oportunidad para conocer de primera mano las ideas que tienen y poder conversar. La variedad de comida en la feria ronda alrededor de 130 opciones, porque cada productor cuenta con dos o tres opciones, y te sirven porciones pequeñas, lo que permite la degustación de varios bocados. Mi opción favorita fue un helado del local de Narda que era de frutilla con merengues y leche condensada. También probé croquetas de papa y panceta, boniato relleno, ensalada de falafel, arepas, brucheta y ceviche.
Pero no todo es comida. También hay 70 opciones de barras de bebidas y tragos y 13 bodegas. Dentro de los vinos está la opción de poder alquilar la copa y hacer una degustación de varios, esto te permite probar etiquetas exclusivas. Además, está el patio cervecero donde podés disfrutar de las cervezas artesanales y aprender sobre las maltas, ya que siempre hay alguien para charlar y contarte sobre el tema.
La organización y los espacios de la feria están muy bien cuidados y las filas no son largas. Recomiendo ir entre semana, si quieren pasear más tranquilos, ya que los precios son muy accesibles.
* Sofía Muñoz es cocinera y pastelera profesional. Le encanta la cocina y todo lo que la rodea. Vive pensando en comida. Hace Hace 4 años creó Pecana, un restaurante donde se puede ir a almorzar o tomar el té y asistir a clases de cocina. En sus viajes prueba nuevos sabores, ideas, comidas y tendencias que luego plasma en el menú que renueva en cada estación.
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