Tiene 10 años menos que los Oscar, pero la onda que le puso Jane Fonda a la tradicional –y este año muy aburrida- celebración, superó a la Academia por un millón de años.
La actriz, que por estos días es una de las protagonistas de la serie Grace&Frankie, pisó la alfombra roja con un impecable vestido blanco de Balmain que le quedaba como un guante al cuerpo escultural, el mismo que la hizo famosa desde Barbarella, y que ha mantenido de forma impecable a lo largo de su vida. Fue además una de las mujeres que se prendió en primer plano el pin de TimesUp, contra la desigualdad y acoso.
Seguridad y elegancia son los adjetivos que mejor le cuadran. A la elección de vestido se sumaron joyas adecuadas y un maquillaje sutil que resaltaba su belleza natural.
Luego, sobre el escenario y acompañada de otra gran y hermosa mujer, Helen Mirren, de 72 años (también impecable en un vestido azul y un impresionante collar) , Fonda se destacó además por su sentido del humor. La actriz dijo que había sido mejor meterse en ese 'orgasmatrón' que creo para la ficción Woody Allen. Y acompañó el comentario con un leve gemido. Ambas divas presentaron el premio a Mejor Actor, que se lo quedó Gary Oldman por su memorable Churchill de Las Horas Oscuras.
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