Argentina vota el 22 de octubre
Romina Manguel

Romina Manguel

Periodista del El Observador Argentina

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La Argentina va a las urnas guiada por la torpeza de sus candidatos

Bienvenidos al país del desconcierto. La única certeza en pie es que el 22 de octubre hay elecciones presidenciales. Cada semana uno por uno de los tres principales candidatos que llegó a la final tras superar las internas de sus partidos tropieza con una equivocación, es desmentido, se desinfla, se desdice
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18 de septiembre de 2023 a las 16:48

Bienvenidos al país del desconcierto. La única certeza en pie es que el 22 de octubre hay elecciones presidenciales. Cada semana uno por uno de los tres principales candidatos que llegó a la final tras superar las internas de sus partidos tropieza con una equivocación, es desmentido, se desinfla, se desdice. A medida que se acerca la fecha clave, de manera inversamente proporcional a lo que se supone que debería suceder, sus campañas parecen más erráticas y desesperadas. Eso tienen en común.

Patricia Bullrich, líder del espacio Juntos por el Cambio tras superar al Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, no encuentra el rumbo. Justamente ese triunfo se transformó en una victoria pírrica. La campaña contra Larreta dio resultado. El que creían que era más que el candidato, el heredero natural, se mostro demasiado débil, demasiado dócil, demasiado permeable a las presiones. La carta de la experiencia no bastó. La gestión en la Ciudad, su caballito de batalla, no le resulto suficiente como él creía para quedarse con el sillón de Rivadavia. Y la pésima gestión del gobierno actual tampoco.

Bullrich lo capitalizó en las PASO y ganó cómoda. Lo enfrentó con su fuerza. Lo transformó en su punching ball a medida. Pegaba y ganaba. Pegaba y sumaba. No necesitaba ahondar en propuestas post 22 de octubre. Su objetivo era ganarle al que se daba por ganador. Y una vez que eso sucedió, Bullrich quedó sola, confundida y atrapada en una difícil encerrona: si endurecía su discurso se transformaba en una segunda marca del libertario Javier Milei. Para eso ya tenían en el propio Milei la opción original. Si se volvía más “paloma” y menos “halcón” el votante más duro de su espacio también fugaría votos hacia Milei, porque para amables componedores ya habían descartado a Larreta. No era una opción. Y apareció el as en la manga de los que no sobran. El economista Carlos Melconian recorría los estudios de televisión con un plan bajo el brazo pudiendo ser la opción de cualquiera que no comulgara con el kirchnerismo ni la dolarización. Las empresas patrocinantes de la Fundación Mediterranea con Arcor a la cabeza y el siempre presente expresidente Mauricio Macri funcionaron de puente entre el economista estrella y la candidata. Coincidían en ambos polos que era hora de “ordenar a Patricia”. Apuntalarla en su frente más débil y clave para quien quiera ganar elecciones en medio de una inflación interanual de tres dígitos: la economía. Melconían acaparó espacios como sabe hacerlo, lloró en televisión, hizo diagnósticos preocupantes y se expresó en términos categóricos ya no solo como economista. Actúa en esta segunda parte de la campaña como el hombre fuerte del equipo. A veces corriendo el riesgo de opacar a la candidata. “Si la definición es Milei vs Massa el país choca”, dijo Melconían todoterreno apurado por consolidar y hacer crecer los votos del espacio.

Hace dos domingos el panorama sombrío de Bullrich y las dudas acerca de quedar afuera del balotaje se disiparon. Algo de sol. Que vino de afuera. La provincia de Santa Fe, cruzada por el narcotráfico y la pésima gestión del peronismo, quedó en manos de Juntos por el Cambio en una elección arrolladora. Patricia Bullrich no dudó en volar y subirse al escenario a abrazar a Maximiliano Pullaro, el gobernador electo, y olvidar así que en las internas había apoyado a su contrincante Carolina Losada. Lo pasado, pasado. La provincia como dijo Bullrich  “es nuestra”.

Un hecho que no pasó desapercibido esa noche santafecina de festejos demostró que el slogan insignia de JXC “el que gana gana y el que pierde acompaña” no era más que eso, un slogan gastado. En el escenario estaba Horacio Rodriguez Larreta a quién Bullrich  el hizo sentir el frío de quien no sigue en carrera. Innecesario.

El domingo 17 se repitió la hazaña. Esta vez en el Chaco. Sexta derrota para el peronismo donde además jugaba una figura histórica de peso a nivel nacional: Jorge “Coqui” Capitanich, exJefe de Gabinete de Cristina Fernandez de Kirchner y amo y señor de la provincia. ¿Qué fue lo que pasó? Nada que el peronismo no vislumbrara que podía pasar y por eso “ya la daban por perdida, ni estaba en la cuenta” según un ministro del gabinete nacional. El desgaste, el enojo y el femicidio de Cecilia Stryzowski que reveló el entramado de negocios espurios entre el Estado de Capitanich  y el clan piquetero de Emereciano Sena, uno de los principales acusados del crimen.

Capitanich salió rápido a reconocer su derrota cuando Leandro Zdero llegó al 46% de los votos. Casi como si no esperara otra cosa, el ahora exgobernador se sacó de encima el mal momento, aprovecho para dar por terminada la jornada electoral sin dilaciones y sólo dejo asentado que “Chaco no es un feudo”, como lo señalaba la oposición.

El gobierno, el oficialismo y el peronismo – que por momento parecen manejarse en compartimentos estancos sin interacción en medio de la confusión de quién representa que- busca que no se nacionalice el cúmulo de derrotas electorales consecutivas. Pero dato mata relato: se achica su poder territorial. ¿Qué significa esto? Que JxC que nace como una alianza que hizo eje en un partido de la Ciudad de Buenos Aires como el Pro, no sólo “cruzó la general Paz” sino que el espacio que lleva a Bullrich como candidata a presidenta podría ser la coalición de gobierno con más gobernadores reconfigurando el mapa histórico de la República Argentina.

Esto pone en duda el pronóstico de un histórico referente de la oposición como Emilio Monzó que hace pocas semanas aventuró: “si gana Milei se rompe Juntos por el Cambio…”

¿Podría pensarse el escenario de un presidente libertario, medio país en manos de JxC y una conformación de la legislatura sin mayorías? Todo es posible. Lo que no significa viable.

El mismo domingo a la noche el expresidente ecuatoriano Jamil Mahuad, el hombre que impulsó la dolarización un enero del año dos mil cuando no había referencias en el mundo de una experiencia similar, aparecía en la pantalla del programa Opinión Pública. Contundente, defendió su política, expuso los resultados a lo largo de veintitrés años y aseguró que era la única opción para que el país en ese momento no cayera en un abismo del que no se podría recuperar tras la peor crisis financiera de su historia. Pero a la vez fue muy claro:  el tuvo consenso político y acuerdo de las distintas fuerzas para aprobar el paquete de medidas que harían pasar del sucre al dólar. Sin esa pata del acuerdo, cualquier plan es inviable.

Mahuad mantiene asiduos contactos con el hombre elegido por Javier Milei para ejecutar el plan de dolarización. Emilio Ocampo, Director del Centro de Estudios de Historia Económica de la Universidad del CEMA, especialista y referente en el tema, autor de “Dolarización. Una solución para la Argentina”.

A Ocampo le sobran pergaminos para aceitar los engranajes económicos que Milei entiende, lo dejarían en las puertas de la Casa Rosada. Pero nada puede hacer este economista para encarrilar el diálogo necesario entre las distintas fuerzas para que ese plan idílico llegue a concretarse. Sin congreso no hay plan.

Y entre apariciones con motosierras, encuentros con sindicalistas en busca de apoyo, reuniones secretas con ministros de la Corte Suprema con el mismo fin, intentos desesperados por acercarse a Israel que por el momento no le flexibiliza la agenda y a Estados Unidos, que no lo abrazan como él esperaba, Javier Milei se está perdiendo una pieza principal de la articulación necesaria para llevar adelante su revolución libertaria: necesita el apoyo de lo que el denominó “Casta”. Y no el apoyo moral. Los votos para sacar adelante leyes si es que entre sus planes está gobernar en el marco de las normativas republicanas.

Mientras tanto, el ministro de economía y candidato de la Unidad Sergio Massa sigue firme en el confuso y cuestionado doble rol al que lo consignaron su ambición y la falta de liderazgos y herencias en el peronismo. Massa transita esta segunda parte de la campaña sin el peso de un Alberto Fernández sobre sus espaldas- el presidente deambula en una agenda que asegure no entorpecer aun más las posibilidades de generar un peronismo competitivo- y la ausencia estremecedora de la ex presidenta que optó por el silencio. Los pocos allegados a CFK dicen sin mucha convicción que es su manera de acompañar al candidato. Quienes la conocen saben que la ex presidenta no es fanática de abrazarse a los fracasos y toma distancia prudencial ante la posibilidad concreta del mentado fin de ciclo…peronista.

Massa anuncia medidas. Concretas. Para alivianar la crisis. Sumas fijas no remunerativas, créditos para trabajadores, mejoras en las condiciones de los monotributistas, pre financiación de exportaciones, baja de retenciones para economías regionales, bono para empleadas de casas particulares y las medida estrella: devolución del IVA en la compra de la canasta básica por un monto de hasta  18 mil pesos mensuales y la eliminación del impuesto a las ganancias para quienes ganen hasta un millón setecientos setenta mil pesos. “El salario no es ganancia” repitió Massa y ganó el corazón del sindicalismo moyanista que salió rápidamente a respaldarlo.

Difícil encontrar ateos ante un balde de agua en medio del desierto. Sin embargo, a Massa lo rondan las dudas acerca de como lo va a ejecutar. ¿Continuará con la emisión? Una granada que le va a explotar sin duda al prócimo presidente. Aun, tamaña contradicción, pudiendo ser el quien termine pagando esos costos.

 

Juan Schiaretti, gobernador y hombre fuerte de Córdoba y quien encabeza la lista a presidente de Hacemos por Nuestro país junto al ex ministro del Interior Florencio Randazzo, se expresó rápidamente en redes “Massa hace de Papa Noel con plata que es de las provincias. El 61% de lo recaudado por el Impuesto a las Ganancias es de las provincias”.

Ricardo Lopez Murphy, diputado nacional y ex ministro de economía profundizo en la figura del Papa Noel. “Si, es un Papa Noel. Pero un Papa Noel pornográfico repartiendo lo que después de una manera o de otra te van sacar”.

 

A poco más de un mes de las elecciones, está en el aire girando la moneda. La victoria está para cualquiera. La derrota también.

 

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