A partir de allí, reveló que la dolencia tiene como causa "un proceso de dos pasos", que incluye una mutación genética inicial, presente en el útero, y la exposición posterior del niño a una infección que activa las mutaciones.
Greaves sostuvo que la vulnerabilidad de algunos niños a esas infecciones -provocadas por virus o bacterias- se debe a la baja exposición a microbios en sus primeros días y meses de vida. Esto ocurre más que nada en los hogares socioeconómicos altos, donde la LLA es más prevalente.
En este sentido, todo indica que la leucemia linfoblástica aguda podría ser prevenible "con tratamientos para estimular y potenciar el sistema inmunológico en la primera infancia", lo que también se conseguiría evitando un exceso de higiene y amamantando al bebé.
Asimismo, el investigador detectó que el primer paso de la dolencia se da por una "mutación genética que ocurre en el feto antes del nacimiento y que predispone a los niños a la leucemia", si bien solo un 1% de los que nacen con esta predisposición desarrollan después la enfermedad.
En la segunda fase, la dolencia se activa después en la infancia por la exposición a una o más infecciones comunes. Los niños más vulnerables son los que tuvieron infancias "limpias" en su primer año de vida, sin mucha interacción con otros.
Para Greaves, la LLA "es una paradoja del progreso en las sociedades modernas", pues "la falta de exposición a los microbios en la primera infancia desemboca en una disfunción del sistema inmunológico".
En ese sentido, descartó otras posibles causas para este tipo de cáncer, como los cables eléctricos, radiaciones ionizantes, onda electromagnéticas o ciertos productos químicos, que otras investigaciones habían dado como causantes.
Actualmente, el investigador busca averiguar si la exposición temprana a microbios benignos puede prevenir la leucemia. Su objetivo es probarlo en ratones y si tiene éxito buscar una estrategia de salud preventiva para niños.
De todas formas, aunque la LLA pueda ser prevenible en muchos casos, hay personas que pueden tener más riesgos que otras, por causas genéticas, de dieta o de probabilidad.
La teoría de las infecciones como factor desencadenante se aplica a la leucemia linfoblástica aguda, pero no a otros tipos de cánceres infantiles menos comunes, como la leucemia mieloide aguda.
En el largo período de años de investigación del cáncer infantil, encontró "grandes progresos en la comprensión de su biología". Sin embargo, Greaves siempre pensó que "faltaba una pieza en el conocimiento", descubrir "por qué niños en general sanos desarrollan leucemia" y "si es prevenible".
"Esta investigación es la culminación de décadas de trabajo y por fin proporciona una explicación creíble sobre cómo se desarrolla el principal tipo de leucemia infantil", afirma.
Alasdair Rankin, director de investigación de la entidad Bloodwise, que financió el trabajo de Greaves, declaró que "si este tipo de leucemia se pudiera prevenir, sería muy emocionante", pero subraya que "todavía hay que responder muchas preguntas en el laboratorio para saber seguro si eso va a ser una realidad".
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