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La salida de Córdoba de ASSE deja sin poder a los funcionarios
Después de varios meses de especulaciones, idas y venidas, críticas desde la interna del gobierno y de la oposición ante múltiples problemas de gestión en el sector público de la salud, el presidente José Mujica dijo basta y el jueves le pidió al presidente de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), Mario Córdoba, que presentara la renuncia a su cargo.
En su lugar fue designada Beatriz Silva, frenteamplista independiente que hasta ahora comandaba el Hospital Pereira Rossell, y que tiene experiencia en la administración de centros asistenciales públicos y privados.
La gota que rebasó el vaso y llevó al primer mandatario a pedirle el retiro a su “poeta de la medicina con vetas de Quijote”, como meses atrás se refirió a Córdoba cuando salió en su defensa, fue el dinero. ASSE pidió en esta Rendición de Cuentas $ 2.000 millones más que lo solicitado por el Poder Ejecutivo, según informó este viernes el diario La República. Parte de ese dinero se pretendía destinar para la creación de 2.000 nuevos cargos.
Esa demanda le vino como anillo al dedo al presidente Mujica para terminar un período de gestión de forma “elegante” y no de manera abrupta como hubiera ocurrido meses atrás, cuando la figura de Córdoba se vio acribillada de críticas por su conducción al frente del organismo.
Este viernes por la mañana Córdoba fue hasta el ex Edificio Libertad, en donde están instaladas las oficinas de ASSE, se despidió de los funcionarios y se fue a su Paysandú natal. Dijo que allí se refugiaría el fin de semana, y volvería a Montevideo el próximo lunes para hacer la “transición”.
Con Córdoba fuera de ASSE, el Ejecutivo consigue quebrar la “alianza” estratégica creada entre el ex presidente del organismo y Alfredo Silva, dirigente de la Federación de Funcionarios de Salud Pública (FFSP) y representante de los trabajadores en el directorio de ASSE. Ambos, con el apoyo del representante de los usuarios en el directorio, permitieron una política de cambios masivos en la dirección de los hospitales en favor del gremio de empleados.
El presidente Mujica no veía con buenos ojos esta unión estratégica que comenzó en 2010 porque, en más de una ocasión, llevó a fricciones entre los dos representantes del Poder Ejecutivo, Córdoba y el socialista Ángel Peñaloza. El directorio, de cinco miembros, también está integrado por el blanco Alejandro Draper.
Peñaloza, que conservará su cargo, argumentó en contra de la Rendición de Cuentas elaborada por ASSE, y la votó a regañadientes para que pudiera presentarse en el
Parlamento
Sin el voto de Córdoba en la mesa del Directorio de ASSE, y la llegada de Beatriz Silva, el gobierno logra desactivar al dirigente de la FFSP.
Según confiaron a El Observador fuentes del gobierno, se espera que la nueva titular de ASSE no sea tan condescendiente con Silva como lo fue Córdoba.
Ello hizo posible que Silva consiguiera remover decenas de funcionarios en varios centros asistenciales y ubicara en cargos estratégicos a dirigentes sindicales de su confianza.
Las fuentes comentaron que Beatriz Silva y Alfredo Silva mantienen una relación tirante.
La salida de Córdoba de ASSE generó mucho malestar a nivel de los trabajadores no médicos.
“Fue una sorpresa”, dijo ayer al ser consultada por El Observador la presidenta de la FFSP, Beatriz Fajián.
Según la dirigente, a Córdoba “no lo dejaron trabajar, lo cuestionaron permanentemente y, desde el Sindicato Médico, no lo quieren porque es un médico que no está contaminado por el corporativismo”.
