"Aprovechen esto porque no voy a hablar más, ya he hablado suficiente sobre todos estos hechos”, dijo el presidente Luis Lacalle Pou el lunes a la tarde, en Carmelo, ante una pregunta acerca de la renuncia de la vicecanciller, Carolina Ache.
La respuesta apuntaba a dar por cerrado un tema –la entrega del pasaporte al narcotraficante uruguayo Sebastián Marset– que le ha resultado espinoso al gobierno, y que lo ha tenido dando respuestas, muchas consideradas insuficientes por la oposición, desde agosto, poco antes de que explotara la segunda gran situación que los ha puesto a la defensiva: la imputación del exjefe del Servicio de Seguridad Presidencial, Alejandro Astesiano.
Aunque aún faltaban doce días para que terminara el año, ese lunes, mediante dos movimientos, el mandatario transmitió que había llegado la hora de hacer un punto y aparte, de cambiar los aires y pasar la página hacia el 2023.
Un rato antes de viajar a Carmelo, en una reunión del Consejo de Ministros, Lacalle Pou transmitió que el gobierno tuvo un “muy buen año”, que él “no tanto”, que no podían dejar que los “nubarrones” ocultaran las “cosas buenas” que hicieron, y que se arrepentía todos los días de haber contratado a Astesiano.
Con esas palabras intentó resumir lo ocurrido, y ponerle una lápida a las situaciones más complejas que el Poder Ejecutivo debió atravesar en los últimos meses.
Lo dicho sobre Astesiano fue interpretado como un acto sincero por los integrantes del gabinete, que concuerdan en que el caso no ha afectado tanto al gobierno, sino más bien al presidente, por haber asumido desde el principio el “error” en la designación.
Pero a su vez, decirlo en esos términos, fue una forma de agotar los comentarios que tiene para hacer, en una causa en la que esperan que baje las aguas debido a la feria judicial de verano.
En esa reunión, Lacalle Pou también dio otra señal de su interés de zambullirse en el 2023 cuando informó que la economía cerrará con un crecimiento del 5,1%, una cifra que está 0,3% por encima de lo proyectado en la última Rendición de Cuentas, lo que permitirá cumplir la promesa de rebajar el IRPF y el IASS. Ese anuncio será uno de los platos fuertes del discurso que dé ante el Parlamento el 2 de marzo, cuando vaya –como cada año– a rendir cuentas.
En el Poder Ejecutivo aspiran a que el año esté marcado por la recuperación salarial, el aumento del empleo, y una mayor atención a las personas más vulnerables, los tres temas definidos como prioritarios por el gabinete.
Pero todos estos movimientos planteados el lunes, quedaron en stand by en la semana y volvieron a salir de discusión, luego que se conocieran los chats entre Astesiano y el subdirector de la Policía, Jorge Berriel, en los que el excustodio le pedía averiguar por un viaje personal de Lorena Ponce de León y también detalles sobre una denuncia de violación en una fiesta vinculada al Partido Nacional.
La difusión de esos intercambios provocó molestia en el mandatario, según transmitieron dirigentes que dialogaron con él en los últimos días, porque interpretó que se está violando la intimidad familiar, que no es un tema de interés público, y que la averiguación formaba parte de las tareas de seguridad que Astesiano tenía encargadas.
Pese a esto, esos chats junto con otro de ese mismo día entre el exjefe de la seguridad presidencial y un guardaespaldas de la expareja del presidente, fueron motivo de parte del interrogatorio que la fiscal Gabriela Fossati le realizó a Astesiano días atrás en Fiscalía.
Según informó El País, Astesiano contestó que finalmente no se la vigiló porque Lacalle Pou no quería molestarla. La fiscal busca determinar si se realizaron acciones al margen de la ley.
La filtración de los chats intensificó las críticas entre el oficialismo y la oposición, dado que en el Poder Ejecutivo sienten que el Frente Amplio está intentando capitalizar políticamente la situación, mientras que en la coalición de izquierda dicen que el gobierno no se hace cargo y que los jerarcas no están asumiendo su responsabilidad política en los casos.
La vicepresidenta Beatriz Argimón señaló en M24 que el tema es un “culebrón” por la forma en que está siendo presentado, dado que “todos los días hay un chat distinto”. “¿Por qué no se presentan todos los chats de una vez así todos tenemos la información?”, se preguntó y señaló que cuotificarla me parece que está generando básicamente un estado de ánimo que no contribuye a conocer efectivamente lo que queremos conocer”.
Foto: Leonardo Carreño
José Mujica y Julio María Sanguinetti viajarán a la asunción de Lula
Con esos niveles de crispación elevados, Lacalle Pou decidió hacer una última movida, que procurá bajarlos y dar una señal positiva a nivel regional, ya que invitó a José Mujica y Julio María Sanguinetti a asistir juntos a la asunción de Luiz Inácio Lula Da Silva el 1° de enero en Brasil.
El objetivo es reflejar “la continuidad democrática institucional y republicana que, en el mundo de hoy, pocos países en todo el globo terráqueo pueden mostrar”, según dijo el mandatario.
Este viernes, consultado por la invitación, Mujica dijo que aceptó para colaborar “con un gesto un poco en desuso, sobre todo en América Latina, que es de los pequeños lujos que se puede dar Uruguay”.
“Decidimos colaborar con un pequeño gesto diplomático, con un país tan importante para Uruguay como es Brasil. Me parece que es una cuestión de principios, por encima de cualquier otra consideración”, señaló Mujica a radio El Espectador.