No hubo medias tintas en Bruselas: acuerdo "histórico" o nuevas elecciones.
Dirigente separatista y fugado de la Justicia española, Carles Puigdemont, sabe que tiene el futuro de la política española en sus manos y tiene pensado jugar hasta el final las siete fichas de las que dispone, en forma de diputados de Juntos en el Congreso.
Así, este martes en Bruselas ha puesto sobre la mesa sus cuatro condiciones para, como mínimo, empezar a negociar la investidura del presidente Pedro Sánchez, aunque también ha incluido al Partido Popular en la fórmula al poner en igualdad a los dos grandes partidos nacionales.
El ex presidente catalán aseguró, no obstante, que España no está capacitada para resolver "conflictos políticos"; además, el pacto posible, sostuvo, "no es un pacto cualquiera" porque incluye a Juntos, contra quien denunció ataques.
El que fuera principal impulsor del proceso catalán dijo no moverse por la venganza ni buscar soluciones "personales". Y esta fue su lista para sentarse a hablar, legitimado por la visita a Bruselas y la reunión a todas risas con la vicepresidenta Yolanda Díaz:
Puigdemont no dudó en hablar directamente de condiciones, pero esta serían solo un primer paso. Las negociaciones se abrirían una vez que estas fueran aceptadas por Sánchez.
"La primera es identificar las claves de este conflicto", comenzó, antes de añadir que el referéndum del 1 de octibre de 2017 fue "la respuesta legítima del pueblo de Cataluña". También sumó "el incumplimiento de los pactos, especialmente las inversiones" por parte del Gobierno central, a lo que sumó "la aplicación salvaje" del artículo 155 contra los separatistas por vulnerar la Constitución de España.
"Cataluña es una nación", repitió en varias ocasiones a lo largo de su comparecencia. De este modo, pide el reconocimiento "de la legitimidad del independentismo catalán", y que este "se deje de considerar una amenaza y se deje de tratarnos como terroristas". Para el ex presidente quien quiera los votos de Juntos tiene que acabar con lo que denomina “la criminalización" del movimiento secesionista.
Como segunda condición llegó la que quizás es la más relevante: la amnistía. "El 1 de octubre no ha sido un delito, ni la declaración de independencia lo fue", sostuvo Puigdemont, que sitúa la depuración de responsabilidades no solo en lo acontecido en 2017, sino en la consulta del 9 de noviembre, que para muchos fue el primer paso del proceso.
Para Puigdemont la pregunta es "si los dos grandes partidos están preparados para negociar" con ellos.
Él expresó que ignora la respuesta, pero pide "unas condiciones" para un proceso de negociación "serio, honesto y ambicioso". Si esto no pasa, para los secesionistas, "no tendría sentido" porque "en la política española todas las precauciones son pocas".
El avance en las negociaciones tendrá que darse también para el líder independentista siempre y cuando se produzca "un abandono de la vía judicial". Desde Juntos inciden en que el conflicto es "político" y por eso tiene que resolverse desde ese punto de vista, aunque alerta de la "incapacidad" del Gobierno central para escoger esa vía hasta el momento.
De hecho, Puigdemont no confía en el PSOE y el PP y por eso pide un "seguimiento" para medir el cumplimiento de los acuerdos. "La total falta de confianza hace que este mecanismo sea imprescindible", sostuvo, refiriéndose de forma implícita a la figura de un mediador -o relator, como llegó a tener sobre la mesa el PSOE en 2019- .
Juntos, con todo, no se fía ni del PP ni del PSOE en los tiempos que corren. En ese escenario incluye la medida de que el catalán sea lengua oficial de la Unión Europea, algo que ya está en marcha por parte del Gobierno en funciones.
Pero Puigdemont incluye una quinta medida. Y entonces llegó el referéndum. Al final de su comparecencia el ex presidente catalán mencionó una condición que si bien no es previa sí parece implícita en el marco negociador que se pueda construir. "Solo un referéndum pactado puede sustituir el mandato del 1 de octubre", expresó, y además desde su punto de vista "no hay impedimentos constitucionales" para que este se lleve a cabo en un futuro.
"Ninguna de estas condiciones es contraria a la Constitución ni a los Tratados europeos. Son condiciones previas para evitar nuevas elecciones y que, si se dan, nos comprometen y nos obligan a trabajar. Solo dependen de la voluntad política", terminó, porque para él "estamos haciendo política". Solo en ese mapa, concluyó Puigdemont, "se pueden dar negociaciones" porque de momento "sería imprudente ahora hacer una lista de objetivos" que salgan de las conversaciones.
El reloj empieza a girar, Alberto Núñez Feijóo ha desechado ya reunirse con Juntos y en Waterloo esperan respuestas del presidente Pedro Sánchez, quien tiene sobre sí la presión para conceder a cambio de los votos separatistas que le aseguren otro mandato.
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