Cuando una persona se enferma, el cuerpo responde de forma saludable con una inflamación. Es una forma de luchar contra las enfermedades. Sin embargo, cuando se sale de control, la inflamación puede volverse crónica y provocar grandes problemas de salud, como enfermedades autoinmunes o hasta cáncer.
Un factor que contribuye negativamente es tener una dieta en altos contenidos de azúcar y grasas saturadas. Para personas que sufren afecciones inflamatorias y trastornos autoinmunológicos es aconsejable comer bajos contenidos de azúcar.
Incluso, algunos alimentos contribuyen a bajar la inflamación. El sitio TIME Health recomienda varias comidas de este tipo:
Para comerlos se deben picar y servirlos con hummus o rociados de un poco de vinagre de vino tinto, sal y pimienta.
Este alimento es bueno porque son ricos en antioxidantes y bajos en almidón, sobre todo los rojos brillantes. Tanto los ajíes picantes como los morrones dulces contienen el compuesto químico capsaicina, que ayuda a reducir la inflamación y el dolor.
El menú especial con peras se trata de cortarlas en trozos y agregarlas a una ensalada con nueces y queso blando
Esta opción se recomienda para personas con artritis o diabetes. Comer alimentos ricos en fibra ayuda a combatir la patología, ya que contribuyen a un microbioma saludable y promueven la sensación de saciedad. También sirven para perder peso.
Con este pescado –que proviene del Mediterráneo– es recomendable hacer un filete con un aderezo generoso de hierbas, aceite de oliva y limón.
El alto contenido de grasa de la caballa contribuye a combatir enfermedades del corazón y el Alzheimer. Son patologías de inflamación alta.
Además es fuente de vitaminas B12 y D. La última de ellas suele ser difícil de encontrar en otros alimentos, pero ayuda a mantener los huesos fuertes y colabora con el sistema inmune. Es bueno además para ayudar al cuerpo a absorber el calcio.
La espinaca es un alimento energético y es una fuente de vitamina E. Ayuda a proteger el cuerpo de las moléculas causantes de inflamación: citoquinas.
El té negro puede combinarse con leche y miel, o con jugo de limón y granada como bebida refrescante.
Puede colaborar para mantener las arterias abiertas y contiene antioxidantes que protegen las células. Según un estudio, el té negro se relaciona con una reducción sustancial en el riesgo de cáncer de ovario.
Puede comerse como grano en lugar de arroz. Reduce los niveles sanguíneos de un marcador de inflamación, que se relaciona con la proteína C-reactiva. También es libre de gluten, por lo que es una buena opción para celíacos.
Se pueden comprar solo las semillas o quitar de la fruta entera. Son una buena fuente de antioxidantes que ayudan a reducir colesterol y presión arterial.
Expertos entienden que uno de sus compuestos se dirige a la inflamación en el cerebro, lo que podría retrasar la progresión de una enfermedad.
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