El corazón late, la sangre circula, los pulmones se ensanchan... En realidad es un cadáver descongelado con el que los alumnos de
cirugía hacen prácticas. Un sistema que presume de ser único en el mundo. Se llama "Simlife". Fue fabricado y patentado en el laboratorio de anatomía de la facultad de medicina de Poitiers (centro oeste de Francia) por Cyril Breque, un experto en biomecánica.
Hasta ahora, los estudiantes de medicina y farmacia aprendían el oficio con cuerpos inertes o, en el mejor de los casos, con maniquíes interactivos. Pero "éramos conscientes de que las disecciones clásicas ya no respondían a las expectativas", explicó el profesor Jean-Pierre Richer, responsable del centro de simulación de la facultad.
"Ya no se aprende en el bloque operatorio, al lado del cirujano y de un paciente de verdad", afirma. En Francia, por ejemplo, "las nuevas directivas nacionales dicen claramente 'la primera vez nunca con un paciente'".
Simlife se ideó para que el futuro cirujano se enfrente a una situación "lo más parecida posible a la realidad" pero sin riesgo para el paciente. En una sala, una treintena de estudiantes practican la sutura con patas de cerdo, mientras que en el bloque operatorio de al lado una alumna asiste a una doble extirpación de riñón en un Simlife que parece vivo. Detrás del campo operatorio quirúrgico que oculta el rostro del "paciente" se esconde la maquinaria de Simlife: dos carritos con un monitor.
"Lo de allí es una parte neumática para la respiración, y allá la hidráulica para la circulación sanguínea", detalla Cyril Brèque, un médico con gran habilidad para las actividades manuales. Con un destornillador en mano, adapta en una válvula la presión de inyección de la sangre falsa. "Un poco de pintura, un aditivo para obtener la viscosidad de la sangre, todo el material proviene de tiendas de bricolaje y de jardinería", sonríe. En total, cuatro Simlife costaron solo 20.000 euros.